La alimentación y el estudio

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IMG-20140521-WA0006-225x300Para poder tener un buen desarrollo de la actividad del estudio, hay que tener en cuenta una serie de factores, como es el caso de la alimentación, los hábitos saludables o el sueño, lo cuales van a favorecer de manera positiva o de manera negativa al estudiante a la hora de hacer frente a dicha tarea.

Para fomentar el estudio y para garantizar un rendimiento adecuado y óptimo en las tareas que están relacionadas con el mismo, es importante que esté presente tanto una buena salud física como una buena salud y bienestar emocional.

El antropólogo y filósofo alemán Ludwig Feuerbach, escribió la frase “somos lo que comemos” en su escrito la “Enseñanza de la alimentación”: “Si se quiere mejorar al pueblo, en vez de discursos contra los pecados, denle mejores alimentos. El hombre es lo que come”. Y fue Hipócrates, el que dijo la frase, “sea el alimento tu medicina, y la medicina tu alimento”. Con ello, ambos autores, recalcaban la importancia que tiene la alimentación en el mantenimiento de una buena salud.

La influencia de la alimentación en el estudio, es de vital importancia y hay que prestar atención a los beneficios que ciertos alimentos ejercen sobre el rendimiento. Por ello, es clave que desde los primeros años de vida, se eduque a los niños acerca de una sana alimentación para que se vayan instaurando estos hábitos alimentarios que son de gran relevancia y que perdurarán a lo largo de la edad ya adulta.

Si se tiene en cuenta la edad, el sexo, la estatura, los hábitos de vida o la constitución del menor, las necesidades de cada uno serán diferentes pero sí que es recomendable tener en cuenta una serie de pautas generales para llevar a cabo unos hábitos saludables:

  • Consumo diario de agua: al menos dos litros.
  • Consumo de carbohidratos, como fuente de energía alimentaria: pastas, legumbres, pan, arroz,…
  • Consumo de alimentos que sean fuente de vitaminas, fibra y minerales (hierro, fósforo, magnesio, calcio):
  • Pescado azul (sardina, caballa, bonito,…) y blanco (merluza, mero,…).
  • Frutas y zumos naturales
  • Cereales
  • Hortalizas y verduras
  • Huevos
  • Leche y queso
  • Frutos secos (cacahuete, pistacho, almendra,…)
  • La primera comida del día: el desayuno. Para empezar el día con fuerza, después de haber estado durante muchas horas sin ingerir alimento, hay que hacer un buen desayuno y poder así favorecer el rendimiento físico e intelectual. Dedicarle unos 15 minutos al mismo, e incluir en él, los lácteos, los cereales, las frutas, el pan con aceite de oliva y tomate,…
  • Aceite de oliva. Se ha de utilizar cuando se cocine y también para aliñar las ensaladas, aunque para esto, si se prefiere, puede utilizarse zumo de limón.
  • Cocinar mejor al vapor, hervir o asar los alimentos, en lugar de freírlos.

Hay que evitar el exceso de:

  • Bebidas estimulantes
  • Refrescos en general
  • Azúcares
  • Bollería industrial
  • Dulces y golosinas
  • Grasas saturadas: mantequilla, carne grasa, la nata,…
  • Comidas rápidas: pizzas, patatas fritas, hamburguesas,…

Y, por último, una serie de recomendaciones para favorecer la actividad del estudio:

  • Si se come en exceso, la digestión resultará muy pesada y no facilitará la atención y concentración en el estudio.
  • Hay que realizar las comidas sin que haya tensiones presentes. Mejor, con tranquilidad y de manera relajada.
  • Hay que masticar bien los alimentos y hacerlo despacio.
  • Cuando se termina de comer, no ponerse de manera inmediata a estudiar. De hecho se recomienda hacer alguna actividad relajante durante los 45 o 60 minutos después de la comida.

Qué alimentos ayudan a mi mente

La comida en los niños

Miriam Benavides

Psicóloga