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Adolescentes y Adicciones

La adolescencia es una edad en la que el probar cosas nuevas forma parte de ella. La búsqueda de riesgos y de nuevas sensaciones son las características que la definen. Pero estas nuevas situaciones a las que se enfrenta el adolescente a veces pueden llevar a adicciones.

El primer consumo o “enganche” a un juego o sustancia, en muchas ocasiones es consecuencia de seguir al grupo social. La sensación de compartir un momento hace que sea más placentera aún.  A lo que se le une el hecho de que en esta edad hay una mayor probabilidad de que se produzca un “enganche”. Y últimamente esto ocurre a edades más tempranas. A lo que se le une el hecho de que hay una mayor dificultad para llevar a cabo en control de nuestros hijos, por las características de la sociedad actual.

Pero qué hace que se dé una adicción

Hay muchas variables que pueden determinar el desarrollo de las adicciones, entre las que destacan:

  • Baja autoestima
  • Dificultades de relación social
  • Ambiente familiar desestructurado
  • Inseguridad
  • Miedo a quedarse solo
  • Déficits en las estrategias de afrontamiento
  • Comportamiento impulsivo

Qué podemos hacer como padres

Lo primero es analizar los síntomas de alarma. Son aquellos que nos muestran que algo esta pasando. Cambios en su comportamiento y estado emocional. Ver desde cuándo se producen y cómo mejoran o empeoran.

  • No ejercer un control extremo carente de comunicación.
  • Ayúdale a darse cuenta. Exponiéndole cómo se muestra. Evita las “charlas” o los consejos, preséntale lo que ves tú desde fuera.
  • Ponle límites, no tengas miedo
  • Acude a un profesional especializado.

Pero cómo puede un padre diferenciar si es una adicción o no

 Al hablar de adicciones hay que diferenciar entre varios conceptos: uso, dependencia, abuso o adicción. La diferencia entre ellos está en la frecuencia y cantidad, así como en lo que ocurre si la sustancia o actividad que determina el deseo no está presente.

El uso ocasional por lo general es consecuencia de la presión social del grupo. Este uso no suele interferir en la vida diaria del adolescente, es una forma de relacionarse.

Por el contrario, el abuso, genera un malestar en la vida del día a día. Ya por la frecuencia o la cantidad. Pero el mayor problema se da cuando hay una dependencia o adicción. En este caso el sujeto necesita la sustancia o actividad para sentirse bien. La no existencia de la misma conlleva una alteración psicológica y física que se exterioriza a través de comportamientos como:

  • Irascibilidad
  • Privación del sueño
  • Alteración de la conducta alimentaria
  • Comportamientos agresivos
  • Aislamiento social
  • Comportamientos impulsivos
  • Despreocupación por su salud o aspecto físico
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