Adicción al trabajo. Parte 2
Como se ha mencionado en la entrada anterior, la adicción al trabajo podría definirse como la extrema dedicación e implicación en el ámbito laboral junto con el desinterés hacia otras actividades fuera de esta área; todo ello produce una afectación significativa de la vida cotidiana personal, familiar y social.
Estas personas tienen una serie de rasgos que los caracterizan, relacionados con la adicción al trabajo, entre los que cabe destacar:
- Necesidad de reconocimiento social por su trabajo.
- Alto perfeccionismo y exigencia consigo mismo y los demás.
- Baja autoestima.
- Dificultad para trabajar en equipo.
- Dificultad para delegar tareas.
- Utilización del trabajo como refugio para escapar y/o evitar otros problemas.
- Presencia de rasgos narcisistas.
- Escasa actitud empática.
- Dificultad para relajarse.
- Alto nivel de activación y ansiedad.
Del mismo modo, algunos estudios han podido identificar ciertos factores denominados como “de riesgo” que, en caso de hacer aparición podrían conducir al desarrollo de la adicción al trabajo.
Algunos de ellos son los que se enumeran:
- Presiones económicas familiares.
- Ambiente familiar problemático.
- Temor a la pérdida del trabajo.
- Competitividad del mercado laboral.
- Necesidad excesiva por conseguir el éxito y/o el puesto deseado.
- Dificultades en relación a la asertividad.
- Ambición excesiva por el poder, el dinero y/o el prestigio.
- Dificultad para establecer prioridades.
Así pues, y a pesar de la dificultad que puede entrañar reconocer y aceptar este tipo de adicción, una vez hecho se hace especialmente necesario la intervención profesional de modo que sea posible un trabajo dirigido a la reestructuración de ideas, de prioridades o manejo de los tiempos libres y de ocio entre otros aspectos.
Aida Mañero Ocarranza
Psicóloga Sanitaria
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