Parte II- Comunicación. Estilo pasivo y agresivo

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Parte II- Comunicación. Estilo pasivo y agresivo

Como ya se trato en el anterior artículo, las habilidades comunicativas son esenciales para una buenas relaciones personales. Así como para el propio bienestar psicoemocional.

En la comunicación se pueden identificar tres tipos de estilos. El pasivo, el agresivo y el asertivo.Siendo este último el más eficaz, ya que expresa a los demás las necesidades. Así como los deseos, las opiniones, los sentimientos y las creencias de una manera honesta, directa y apropiada. Sintiéndose satisfecho consigo mismo y valorando sus intereses propios. Respetando la de los demás. ¿Pero qué características tiene un estilo pasivo y un estilo agresivo?

Estilo pasivo:

  • La persona con un estilo pasivo, no defiende sus propios derecho. Ni sus gustos, pero respeta las preferencias de los demás.
  • Suele considerarse inferior a los otros. Antepone los deseos y las preferencias de los demás, que a las suyas propias. Suele sentir temor a expresar o a mostrar sus preferencias. Por miedo al rechazo o a la crítica.
  • Presenta frecuentemente frustración, culpabilidad, impotencia, ansiedad, temor y baja autoestima.
  • Sus esquemas mentales siguen un patrón del tipo. «Lo que yo piense o sienta no es tan importante. Es más importante y razonable lo que tú sientes o piensas sobre». «Si digo lo que pienso sobre lo que ha pasado, seguro que se enfadan conmigo».
  • Su comportamiento tiende a ser inseguro. Suelen hablar con un tono de voz bajo. Por otro lado, la manera de expresarse es indecisa, con bloqueos y silencios. Ante estas situaciones la persona con una tendencia pasiva, suele manifestar malestar hacia los demás. Expresando lo mal que se portan o lo mucho que se aprovechan de él. En muchos casos, estas situaciones acaban derivado en momentos de explosión emocional y conductual. En los que la persona expresa lo mal que se siente por la tensión acumulada ante las situaciones vividas.
  • Los efectos psicológicos de este estilo cognitivo y conductual acaban derivando en conflictos interpersonales. Manifestando sentimiento de soledad, falta control, sensación de pérdida de oportunidades. Así como tensión, pobre valoración e imagen de si mismo. Además de bajo estado de ánimo, sentimiento de enfado consigo mismo y con los demás.

Estilo agresivo:

  • Este estilo es totalmente opuesto al anterior. En este caso la persona considera y siente que los demás son inferiores. Sus deseos o derechos personales no tiene demasiado valor frente a los suyos. Por lo que su opinión o decisión prevalece ante la de los demás.
  • La persona agresiva defiende sus derechos de forma excesiva. No respetando a la de los otros. Este hecho, hace que genere múltiples conflictos en los distintos grupos a los que pertenece.
  • Carece de habilidades para relacionarse de manera respetuosa y empática. No validando la posición del otro.
  • Sus esquemas mentales son del tipo. «Si no soy fuerte y no impongo lo que quiero y lo que pienso. Los demás se van a aprovechar de mí». «Lo importante es conseguir lo que uno quiere». “Mi opinión es más razonable, la tuya es equivocada”.
  • Los sentimientos que suelen estar más presentes son el enfado y la falta de control. Así como, la frustración, baja autoestima, sentimiento de injusticia, soledad y abandono.
  • Su comportamiento tiende a ser agresivo y retador. Tanto en la comunicación verbal como en la no verbal. Como por ejemplo, contacto ocular desafiante, cara tensa o tono de voz elevado. Gesticulación agresiva, interrupciones y habla tajante, entre otros.
  • Los efectos psicológicos de este estilo cognitivo y conductual tienden a tener conflictos interpersonales. Manifestando estados de tensión, descontrol, agresividad, culpa, enfado o frustración. Así como pobre imagen de sí mismo. Sentimiento de pérdida de oportunidades, sentimiento de soledad y tendencia al rechazo de los demás.

Referencia:

Roca, E. (2014). Cómo mejorar tus habilidades sociales. ACDE.

Rocío Delgado

Psicóloga Sanitaria