Cuando se habla de relajación o de estar relajado se hace mención a dos dimensiones, una física y otra mental. Por un lado hacemos referencia a los músculos en relación a la disminución de la tensión y el estiramiento de las fibras musculares en contra de la contracción o tensión muscular que se haya generado en el individuo y, por otro lado, la dimensión mental, que hace referencia a los pensamientos, a esa sensación de calma, de bienestar y placidez, y a esa ausencia de pensamientos que resultan molestos.
Los beneficios de la aplicación de técnicas de relajación son bien conocidos desde hace años y son muchos los estudios e investigaciones que avalan el uso de las mismas, ya que los efectos positivos que producen sobre los trastornos físicos o psicológicos que están relacionados con el estrés han sido bien demostrados. Además, estas técnicas se utilizan para mejorar el rendimiento académico o laboral, la creatividad, o la capacidad de concentración.
Estos son algunos de los beneficios fisiológicos de la práctica de la relajación:
- Los órganos trabajan más eficazmente
- Alivio de dolores de cabeza
- Los tejidos del organismo se oxigenan mejor
- La ventilación pulmonar se ve favorecida
- Mejora del sistema inmunológico
- El número de leucocitos en sangre aumenta
- Disminución del ritmo cardíaco
- Disminución de la presión arterial
- Mejora de los niveles de colesterol
- Aumento de la producción de endorfinas
- Mejora de los dolores de cuello y de espalda
- Mejora del tono muscular; disminución de la tensión muscular
- Facilita el control postural
- Ayuda a conciliar el sueño
- Facilita la respiración. Esta se vuelve más profunda y lenta
- Disminución de los síntomas fisiológicos característicos del estrés
- Alivio de síntomas como la sudoración, nauseas, temblores, mareos, parestesias,…
- Disminución de la fatiga y el cansancio lo cual influye en el aumento de la energía
Miriam Benavides
Psicóloga