Psicología infantil: Prevención adicciones a las nuevas tecnologías
En la sociedad actual, la exposición a pantallas, tablets, dispositivos móviles u otras tecnologías está a la orden del día incluso desde edades muy tempranas, desde la infancia. Se obtienen recompensas y satisfacciones de forma inmediata, permiten evadirse de problemas o posibles carencias y es prácticamente posible la consecución de casi cualquier cosa, incluso de la identidad deseada. Efectivamente el uso de todos estos dispositivos proporciona gran cantidad de ventajas, no obstante, un uso inadecuado, irresponsable y/o no controlado puede conllevar la aparición de consecuencias realmente graves hasta llegar a la aparición de una adicción, como se está comprobando cada vez más en poblaciones como la adolescente. “Cada vez se compra teléfonos móviles con edades más tiernas”. El 66,7% de los adolescentes entre 10 y 15 años ya tiene teléfono móvil propio — según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación en los hogares de 2015 — y son los jóvenes entre 16 y 24 años los que más tiempo pasan “enganchados” al smartphone, una media de 3,4 horas diarias, según el estudio global “Connected Life”.
Para poder diagnosticar una adicción al móvil, a internet, a videojuegos o incluso a redes sociales, esto es, para diagnosticar una adicción a las denominadas nuevas tecnologías, es necesario el cumplimiento de determinados criterios según los expertos en la materia, a saber:
- La presencia de la necesidad de un empleo cada vez mayor de dispositivos tecnológicos.
- La aparición de una reacción negativa generalmente excesiva ante la limitación, retirada o prohibición del uso de dichos dispositivos.
- La pérdida de control y de noción de paso del tiempo ante la utilización de aparatos tecnológicos.
- La imposibilidad de la reducción del tiempo de uso a pesar de los intentos.
- La pérdida de interés por otras actividades o aficiones las cuales anteriormente estaban presentes.
El empleo inadecuado y de forma no controlada de estas nuevas tecnologías en el caso de niños y adolescentes, igualmente conlleva unas consecuencias asociadas, las cuales a menudo suponen un significativo impacto personal, familiar y social-relacional:
- Disminución en el rendimiento académico y en la capacidad atencional.
- Incremento de los conflictos familiares.
- Aislamiento del grupo de iguales y amistades.
- Deterioro y disminución de la comunicación.
- Abandono progresivo de las propias responsabilidades.
- Variaciones del estado de ánimo y de la ingesta.
- Problemas en el inicio y mantenimiento del sueño.
- En casos graves relacionados con el uso de videojuegos, traslado del juego a la realidad.
Por todo esto, como es posible observar es necesario el trabajo de prevención desde edades tempranas y desde diferentes ámbitos (escuela, familia, servicios públicos…) para promover el uso responsable y adecuado de todas estas nuevas tecnologías. Una vez aparecido e instaurado el abuso o la adicción en sí, será necesario aquí ya la intervención por parte de profesionales que trabajen para su desaparición.
Información extraída de:
http://www.20minutos.es/noticia/2657133/0/adiccion/nuevas-tecnologias/menos-ocio/
Aida Mañero Ocarranza
Psicóloga