Derecho a decir NO, estoy segura de que a ti no es la primera vez que te han dicho que no a algo que has pedido, mientras hay otras personas que lo dicen con una gran soltura, de hecho parece ser su palabra favorita.
Yo como norma general te diría que en general digas que SI, yo soy de decir que SI, porque hay una gran gratificación en dar, en facilitar sin recibir nada a cambio.
Hemos pasado de hace años a decir a todo que SI a decir que NO a todo, y creo que como siempre los extremos no son buenos y lo mejor es un término medio. Pero ciertas corrientes o pensamientos nos han hecho volvernos más individualistas, y nos han enseñado a mirar más para nosotros, en exceso. Tanto que parece que decir que SI es sentirnos poco valiosos, vulnerables o dejar de pensar en nosotros mismos. Cuando es todo lo contrario, decir SI es mirar por nosotros, es empático, es ser social, es ser generoso, amable y los primeros beneficiados somos nosotros.
El problema está en aprender a decir también NO, porque hay ciertas ocasiones en las que no podemos, no queremos o no debemos. Por mil y unas razones, puede que estemos cansados, que no nos venga bien o que simplemente no nos apetezca. Y es uno de nuestros derechos, que debemos aprender a usar por nuestro beneficio y el de los demás.
Porque decir Si cuando queremos decir NO, no beneficia a nadie, a nosotros que nos sentimos mal por no haber sido valientes de decir lo que queremos, porque lo haremos seguramente de mala gana y no llegará a buen puerto. Y porque estamos engañando al otro, no estamos estableciendo una relación de confianza, franca y sincera.
Cuando le decimos NO al otro, le estamos dando el permiso de de que él también tenga la misma confianza de podernos decir NO cuando le pidamos algo, en este caso las relaciones crecen basadas en la aceptación y el respeto.
Pero entiendo que los que somos de decir a todo SI nos cueste el NO, pero te animo a probarlo, te vas a sorprender de que no pasa nada.
Empieza por alguna situación sencilla, como que te pidan un favor pequeño, como que traigas un vaso de agua, cuando no te viene bien porque no te pilla de camino. Situaciones tan sencillas te van a servir para entrenar a decir No. De este modo, poco a poco irás ganando en confianza para cuando te pidan algo aún mayor.
Y si te sientes en un primer momento mal por haber dicho que no, piensa que pero aún te sentirías si hubiese dicho que SI, cuando no querías hacerlo.