Inteligencia emocional en niños

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Inteligencia emocional en niños

La Inteligencia emocional en niños se define como la capacidad de conocer, discriminar y gestionar las emociones. Propias y ajenas, e integrar ese conocimiento en el nivel de pensamiento y conducta.

Igual que el resto de inteligencias, esta inteligencia tiene la capacidad de ser aprendida, y potenciada. Está compuesta por una serie de habilidades que son:

  • Autoconciencia. Es la capacidad para conocer y reconocer las propias emociones que experimentamos día a día. Es la capacidad de detectar nuestras emociones y poder nombrarlas, siendo este es el primer paso para poder posteriormente gestionarlas.
  • Autorregulación emocional: Es la capacidad para poder gestionar y regular nuestras emociones de una manera adecuada
  • Motivación Intrínseca: es la capacidad de poder fijarse objetivos y mantenerse motivados durante todo el recorrido hasta alcanzarlos.
  • Empatía: Es la capacidad de ponerse o situarse en el lugar del otro desde el punto de vista emocional, es decir, ser c capaces de saber que siente la otra persona.
  • Habilidades sociales: Capacidad de poder conectar con los demás de una manera asertiva.

Para que tu hijo desarrolle una adecuada inteligencia emocional, hay que empezar siempre por nosotros mismos, ya que los niños aprenden la mayoría de cosas por modelado.  Además del modelado, es importante para que lo aprendan que la manera de enseñar sea sencilla divertida y motivadora.

Aquí os proponemos una serie de actividades que se pueden hacer tanto en clase como en casa para que los más  pequeños desarrollen una buena inteligencia emocional:

  • Podemos crear un diccionario de emociones. Cogeríamos un cuaderno donde pegaríamos fotos o imágenes de personas expresando distintas emociones y el niño tiene que identificar a emoción y nombrarla.
  • Podemos leer cuentos de emociones con ellos, que fomentan el desarrollo de un adecuado vocabulario emocional, nos muestran estrategias para resolver los conflictos, nos ayudan a empatizar con los demás y a comprender nuestras experiencias vitales. Algunos de esos libros pueden ser: El emocionario, El Monstruo de los Colores
  • Podemos crear juegos de emociones. Por ejemplo de una lista de emociones que hayamos hecho con el niño, este debe elegir una, luego debe escoger un personaje y un contexto o sitio. A partir de ahí se tiene que inventar una historia. Podemos primero hacerlo nosotros para que el niño sepa cómo hacerlo y luego lo haga e solo.
  • Otro juego es el “Memory´´ de las emociones. Para este juego se podrán usar imágenes de internet o fotografías del niño. Consiste en tener dos imágenes o fotos que expresen la misma emoción. Dadas la vuelta el niño tiene que ir levantando de dos en dos hasta que la emoción coincida en ambas cartas.
  • También podemos `pintar o dibujar con música, viendo la emoción que cada tipo de música produce en nosotros.

Lucía Ongil

Psicóloga

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