Psicología infantil: Trabajar las emociones en la familia
La inteligencia emocional es vital a la hora de enfrentarse a las diferentes sociales a lo largo de la vida y es de vital importancia la colaboración por parte de su entorno familiar. A continuación exponemos unas ideas para hacer en el ámbito familiar.
- Mientras le contamos un cuento o vemos una película de dibujos animados es divertido jugar a adivinar cómo se sienten los personajes y por qué.
- Imitar diversas caras que muestren los diferentes sentimientos delante del espejo 5 minutos al día
- Mostrar que estar enfadado es normal, y que también les ocurre a los adultos. Esto se lo podremos mostrar por ejemplo si llegamos cansados a casa porque hemos tenido un mal día, decirle cómo nos sentimos y por qué. También lo podemos hacer cuando en el día a día mientras estamos con él cuando algo nos sale mal. Todo ello para que aprenda a mostrar el enfado de otra manera y consiga su objetivo, mostrar al otro que nos encontramos mal.
- Cuando nos enfademos con el niño por algo que haya hecho mal, intentar no perder los nervios. La regla principal es no entrar en conflicto ni discusiones sino salir de la situación. Pero antes le deberemos decir qué nos pasa, se lo diremos de una manera firme pero calmada “Me siento triste cuando _______________me gustaría que __________” así le ensañaremos a que exprese su enfado verbalmente.
- Si nos enfadamos delante de nuestro hijo (no necesariamente con él) diremos:
1- “Siento que me estoy enfadando (definir lo que sentimos)”
2-“¿Qué puedo hacer?” De este modo fomentaremos que antes de reaccionar de manera impulsiva se pare y piense
3- “Respiraré profundamente hinchando mi tripa 5 veces”
4- “Cuando esté más tranquilo volveré a intentarlo”
Es muy importante tener en cuenta que los cambios conductuales en cualquier persona son paulatinos y con recaídas. Si pensamos en alguien que está acostumbrado siempre a coger el ascensor y el médico de la noche a la mañana le dice que tiene que bajar las escaleras por su salud, al principio bajará las escaleras todos los días, igual que el niño al principio dejará de hacer la conducta. Pero pasados 15 días aproximadamente algún día le apetecerá coger el ascensor y lo cogerá alguna vez de manera inconsciente sin darse cuenta, pero a la larga conseguirá bajar todos los días andando con mucho esfuerzo y dedicación, al igual que el niño aprenderá otras maneras de llamar la atención de sus padres, en lugar de con un mal comportamiento. Además el éxito en este tipo de situaciones favorece el autoestima del niño así como mejora el ambiente familiar.
Belén Pozo
Psicóloga Sanitaria Infantil
Me ha encantado vuestro post y me ha sabido a poco pero ya sabeis lo que dice el dicho “si lo bueno es breve es dos veces bueno”. Me gustara volver a leeros de nuevo.
Saludos
Nos alegra volver a leerte.
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