Psicología infantil: ¿Qué es la dislexia?
La dislexia es una dificultad específica del aprendizaje, que se manifiesta en los procesos de la lectoescritura. Esta dificultad hace que se presente una problemática en la lectura, en la escritura y en algunos casos puede llegar a influir en los procesos relacionados con el habla.
Generalmente los síntomas que se manifiestan en este trastorno del aprendizaje afectan en diferentes grados, es decir, cada niño puede manifestar dificultades diferentes. Algo importante a destacar, es que este trastorno del aprendizaje es independiente de cualquier tipo de trastorno emocional, así como de las variables culturales o intelectuales. Este tipo de dificultad puede estar presente en sujetos con inteligencias superiores o dentro de la media, por lo que no tienen que estar vinculados a inteligencias inferiores como erróneamente se tiene asociado.
¿Cuáles son las señales o las características para poder detectar este trastorno del aprendizaje? Las señales generales son:
– Sustituciones, omisiones, distorsiones o inversiones de letras.
– Inclusión de letras, palabras o sílabas en la misma palabra.
– Dificultades en la compresión lectora.
– Dificultades en las estructuraciones gramaticales.
– Dificultades para reconocer o eliminar sonidos fonéticos.
– Velocidad lectora lenta con silabeos, titubeos, rectificaciones u omisiones de palabras.
– Dificultad para asociar las letras con los sonidos y los sonidos con las letras.
– Dificultad para pronunciar palabras no conocidas o familiares al leer.
La detección precoz es fundamental, es conveniente que por parte del colegio se detecte y se mantenga una buena comunicación para poder orientar a los familiares y poner en marcha programas específicos de apoyo, con el objetivo de trabajar las dificultades anteriormente nombradas.
El papel de la familia es crucial para poder apoyar y entender al niño. Deben evitar el etiquetaje negativo que desvalore su capacidad, esfuerzo y rendimiento diario, ya que este tipo de dificultades suelen deteriorar su autoestima, su autoconcepto, la seguridad en sí mismo y su motivación, provocando que finalmente pueda llegar a perjudicar en su rendimiento académico.
Si no se detecta o se aborda de manera precoz, las dificultades irán aumentando dependiendo de la edad del niño y del curso en el que se encuentre, puesto que cada curso demanda una serie competencias que si no se superan, pueden llegar a propiciar un posible fracaso escolar.
Rocio Delgado
Psicóloga