Psicología adultos: En el duelo…¿tengo que llorar?
La muerte de un ser querido es un acontecimiento al que todo el mundo tiene que enfrentarse, antes de que ocurra el mismo, suelen surgir miedos y preocupaciones por el momento y dudas sobre si la persona lo va a saber sobrellevar.
Es de todos sabido que tras la muerte de un ser querido se pasa por una serie de fases que ayudan a afrontar dicha pérdida:
- Negación de la situación
- Rabia o enfado
- Altibajos emocionales
- Reestructuración de la situación
Estas fases no siempre duran lo mismo, ni todo el mundo pasa por ellas. Depende de cada personalidad que se pasen de una manera u otra, pero en la mayor parte de ocasiones si se dan. Lo importante es conocer en el lugar en el que nos encontramos y ayudar a la persona a ir adaptándose al cambio y sobre todo sostener sus emociones, preocupaciones así como temas pendientes.
En varias ocasiones han llegado al centro personas preocupadas porque tras la pérdida de un ser querido creen que no han llorado mucho o no han estado lo triste que ellos creían que deberían estar. En estas ocasiones, pueden ocurrir dos hechos:
- normalmente como consecuencia de situaciones de enfermedades prolongadas, la persona hace el duelo anteriormente a que suceda la pérdida. Es decir se siente triste, abatido o descorazonado antes de que se muera el ser querido, pero esto no es vivido como un duelo sino como una bajada de fuerzas.
- pérdidas repentinas. En este caso la persona necesita un mayor tiempo para afrontar la situación, permanece un mayor periodo en la etapa de la negación.
Todas las etapas anteriores son necesarias para un adecuado afrontamiento, el problema surge cuando la persona no avanza o su vida se ve deteriorada en exceso por este hecho.
Belén Pozo
Psicóloga