Mi hijo no sabe perder
Son niños que cuando juegan y pierden, se enfadan, se mosquean, no quieren volver a jugar e incluso algunos, pueden llegar a tirar cosas o agredir. Los padres ante su actitud se enfadan, le gritan, le castigan y le dicen que no van a jugar más con él, que no sabe perder. De hecho, suelen dejar de jugar con él para evitar su respuesta, o bien, le dejan ganar siempre para evitar males mayores.
Si es con otros niños, los otros se alejan, dejan de jugar con él y puede que acabe sólo, sin amigos, que eviten invitarle a cumpleaños o si van al parque.
Estas situaciones al niño no le ayudan, al contrario, le frustran aún más, y erosionan su autoestima. El niño ni puede ni sabe cómo hacer, le decimos lo que no nos gusta de su conducta pero no le damos la solución la herramienta para que aprenda a saber perder. A veces, le decimos lo que tiene que hacer, pero aunque lo sepa y se arrepienta una y otra vez, no puede, sus funciones ejecutivas no han madurado lo suficiente y no puede controlar sus emociones.
Porque el saber perder no es sabes o no sabes, te da la gana o no te da la gana, forma parte de la maduración del cerebro es un indicador de que las funciones ejecutivas, en la corteza prefrontal no están madurando como las circunstancias le exigen al niño o como sería lo esperable por edad cronológica o inteligencia. Hay muchos niños muy inteligentes que no saben perder.
Hay otros casos como en personalidades narcisistas donde se creen y se exigen ser los mejores en todo, los más listos, los más guapos y por supuesto, los que siempre ganan. En este caso sería importante trabajar el área de la empatía y cambiar pensamiento con una reestructuración cognitiva. Nunca uno sólo llegará lejos sin maestros. En el caso de estos niños les cuesta aprender de los demás.
Cómo ayudar a un hijo que no sabe perder
- Entrenar las funciones ejecutivas para que su cerebro madure. El cerebro es como un músculo, si lo entrena se desarrolla, y podemos hacer que ese área madure lo antes posible. Un buen psicólogo infantil sabrá cómo hacerlo. Busca que sea cognitivo-conductual o tenga un máster en neuropsicología.
- Cuando pierda antes de que pierda el control mándalo a su cuarto, tiempo fuera, le será más fácil poder llegar a controlar algo y por lo menos no hará daño a los demás, y no sufrirán consecuencias. Para todos es más sano emocionalmente.
- Evita juegos competitivos hasta a que madure, no está preparado aún para competir y perder, es mejor buscar otro tipo de juegos que sí pueda afrontar. Una vez que se hayan entrenado y madurado, es el moemnto de ir exponiéndole a juegos más competitivos para que practique sus nuevas aptitudes y habilidades aprendidas.
- Fomenta, busca y compra juegos cooperativos. En el mercado existen muchos juegos donde los participantes deben cooperar para ganar la partida, de este modo o todos ganan o todos pierden. En el segundo caso al ser una pérdida compartida se¡imprescindible la va a sobrellevar mejor.
- Déjale que pierda de vez en cuando, pero asegúrate de que su corteza prefrontal a madurado lo suficiente para que pueda enfrentarse a tal reto.
- Llévale a un psicólogo cuanto antes, en el colegio, las consecias de su baja tolerancia a la frustración pueden ser aún mayores. En el caso de que los otros niños le etiqueten para siempre como de impulsivo o mal carácter, se apartarán y cuanto más tiempo pase, más nos costarñá quitarle esa etiqueta que por un lado favorece ese tipo de conductas y por otro, le dejan sólo en el colegio.
Qué decir a un hijo que no sabe perder
Lo mejor es no darle explicaciones, al menos en el momento, probablemente tenga tal enfado que no va a razonar y no va a servir de nada lo que podamos decirle. Al día siguiente estará mas receptivo para poder escucharte.
Si ya se lo has dicho unas cuantas veces, no sigas explicándoselo no le ayuda, pide ayuda a un profesional, necesita trabajar su cerebro para que madure, se generen sinapsis en sus neuronas y las conexiones neuronales deben aumentar y mejorar. Hasta que esto no ocurra, no se lo vuelvas a explicar, ya lo sabe.
De todas formas son niños que suelen arrepentirse, y que se sienten culpables, pero no saben cómo evitarlo, porque no pueden, como hemos dicho antes, su corteza cerebral no está preparada. Si tu hijo no se siente culpable, el problema es aún mayor, necesitas llevarle a un psicólogo para que valore un posible Trastorno Negativista Desafiante. En nuestro centro tenemos una primera consulta gratuita por videollamada o presencial.
Desde casa os propongo poder ayudarle, os explico qué áreas debéis trabajar y cómo hacerlo para que madure. Con este video sabréis cómo ayudarle.