¿Cómo come mi hijo? Alimentación y desarrollo bucofacial.
La alimentación es la base fundamental para un buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños. Pero ¿cómo come tu hijo?. Es importante analizarlo.
Una dieta saludable juega un papel vital en su crecimiento.
Los papás suelen estar preocupados de no abusar de las grasas vegetales. Comer al menos cinco piezas de fruta o verdura al día, la proteína adecuada o los carbohidratos.
Es decir, se centran mucho en lo que comen y no en cómo lo comen. Es tan importante los alimentos que se ingieren como la manera de hacerlo.
Alguna vez en tu día a día te has parado a pensar cómo masticas. Qué cantidades de comida te llevas en cada cucharada, si te cuesta realizar el bolo o si tienes exceso de saliva.
No podemos olvidar que durante el día comemos entre cuatro y siete veces. Y eso con lleva a masticar y a realizar una serie de movimientos de los músculos. También de la cara y de la lengua a diario.
Se podría decir que comer es un hábito y la manera en la que lo hacemos va a tener consecuencias. En primer lugar, a nivel estructural y en el desarrollo de la musculatura bucofacial.
Durante la masticación y la deglución están implicados estos músculos. Y los movimientos generan fuerzas que ayudan al correcto desarrollo de la cara y a un equilibrio oclusal. Por lo tanto, nos ayudará a tener una correcta mordida y asimetría facial.
Una vez el niño deja el biberón, purés, papillas y resto de comida líquida, hay que procurar:
- Incrementar la solidez del alimento.
- En primer lugar dejar que experimenten con la comida. Que toquen el alimento con las manos, que identifiquen la textura, tamaño y viscosidad. Todo ello antes de llevárselo a la boca.
- Del mismo modo darle más tiempo al niño en las comidas. Cuando se inician a la dieta sólida, no ingieren tan rápido como un biberón. No obstante, hay que tener paciencia. Y no desistir dándoles un sustituto más fácil o rápido.
- Por encima de todo, se recomienda introducir dieta sólida de manera progresiva a partir de los 8 meses en niños sin problemas neurológicos.
- Alimentos con los que comenzar: galletas, pan de barra o plátano. Fáciles de triturar y deglutir.
Paula Ágreda
Logopeda
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