Informe mi hijo no es autista caso niño de 7 años diagnosticado de autismo.
La madre nos llama porque le comentan en el colegio que su hijo tiene un posible autismo. Y quiere que valoremos a su hijo, y que le aportemos nuestra opinión y diagnóstico, con el fin de que se determine qué le pasa a su hijo y con el fin de que no se le ponga una etiqueta que no le corresponde y que marcará todo su futuro académico, social y escolar.
La madre nos comenta que es un niño inteligente con buenas notas, y un buen rendimiento académico. Pero que desde hace muchos años, incluso en la guardería, ya le comentaban que tiene tendencia a aislarse, a quedarse apartado y a no relacionarse con ningún niño.
Ha estado trabajando con una psicóloga con la que le ha enseñado las emociones, los sentimientos y cómo reaccionar ante ellas, así como algo de habilidades sociales. Pero los padres apenás han notado cambios, comenta que sigue más o menos igual, sigue sin hacerse amigos.
Actualmente en el colegio, sigue teniendo dificultades para tener amigos y tendencia a quedarse solo. No le invitan a muchos cumpleaños y cuando lo hacen, suele quedar siempre apartado sin interactuar mucho con el resto de los niños.
Cuando invita algún niño a casa, tampoco es que juegue mucho, no le gusta que los niños descoloquen sus cosas y no se siente muy cómodo. De todas formas, siempre se siente mejor cuando es un niño que varios. Cuando son varios niños se pierde más e interactúa menos.
La psicóloga con la que trabajaba el niño, le comenta a la madre de realizar un test ADI-R con el fin de confirmar o descartar autismo. Lo primero es aclarar a la madre que nunca un test sólo puede establecer un diagnóstico, eso llevaría a falsos o positivos, es decir, a establecer diagnósticos equivocados. La primera vez que le vio, la madre no está segura de qué pruebas le pasaron ni qué es lo que le dijeron, como que no estaba claro su diagnóstico. Tampoco tiene ningún informe sobre lo que vio en la evaluación, sobre lo trabajado o sobre los avances conseguidos en terapia. Le pedimos a la madre que pida algún informe para recoger información, pero el informe recibido no dice mucho más y no nos aporta nada de lo que la madre no haya dicho antes. Ahora, después de tiempo trabajando con él, recomiendan desde el colegio que se le vuelva a evaluar debido a que no se ven grandes avances.
También, procedemos a hablar con los profesores y orientadores del centro escolar para qué entiendan qué le pasa, por qué se comporta de la manera que lo hace y establecemos unas pautas para que sepan cómo ayudarle en su día a día. Al fin y al cabo, el niño pasa en el ámbito escolar muchas horas a la semana, y muchos meses, por lo que toda ayuda por parte del colegio es de agradecer. Además y debido a sus problemas para relacionarse y hacer amigos, es en el colegio donde empezará a establecer relaciones con otros niños, y los profesores pueden facilitarlo sin saben cómo.
Tras una breve entrevista con la madre por videollamada empezamos a evaluarle y pasar pruebas, tras lo que determinamos una dificultad en el área del lenguaje y las funciones ejecutivas. Estas dificultades le llevan a no entender ciertos aspectos sociales, así como a tener poco control de sus emociones, lo que le lleva a no ser hábil socialmente.
Tras la evaluación, establecemos un diagnóstico con un informe por escrito, con el fin de que los padres puedan llevarlo al colegio y que entiendan qué es lo que le pasa, de este modo se le puede ayudar. También se establecen unas pautas para los padres para que sepan cómo pueden ayudarle en determinadas situaciones sociales.
En este caso, hemos ayudado a que no se le ponga a un niño un diagnóstico equivocado que habría repercutido en muchos ámbitos de su vida. Así como en la evolución de sus dificultades. Los padres sospechaban que a su hijo se le iba a poner un diagnóstico erróneo como así resultó, es importante escuchar a los padres, pues ellos conocen a su hijo.
Además, un diagnóstico de autismo habría llevado a que el entorno se comporte de manera diferente lo que habría agravado el problema real del niño. Los profesionales habrían seguido trabajando algo que el niño no necesitaba trabajar, lo que se traduce en que los padres invierten un tiempo y dinero con el que no verían frutos ni avances, es cuando los padres dicen que el niño se ha quedado estancado.
En este caso, tener por escrito un informe mi hijo no es autista es importante de cara a que otros profesionales entiendan qué está pasando para que no se formen una idea equivocada que entorpezca el desarrollo evolutivo del niño. Para los padres, también es tranquilizador saber que a su hijo no se le va poner una etiqueta que no le corresponde.
Si tienes un hijo con el que no esté convence el trabajo que se está haciendo con él, le ves estancado y que los avances no son los esperados. Si no tienes un informe por escrito de lo que le pasa a tu hijo. Te recomendamos una segunda opinión, o al menos contrastar la información que tienes con alguien de nuestro equipo, al menos te podremos dar otro punto de vista. Luego tú decides, pero al menos estarás más segura de las decisiones que tomas.
El tiempo es otro en los niños y puede y jugar en nuestra contra o a favor, según lo empleemos. Además cuanto más tiempo pase, más experiencias negativas tenga el niño, más difícil y más tardará el tratamiento. Pues tendrá una mayor seguridad en sí mismo, lo que le llevará a probar menos, para no volver a equivocarse o meter la pata. Y por no decir, que está forjando día a día su personalidad y queremos que lo haga de la mejor manera posible.