Cómo ser resiliente 10 trucos para conseguirlo

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Te contamos cómo ser resiliente con 10 trucos para conseguirlo.

Probablemente alguna vez hayas escuchado la famosa palabra «resiliencia». Está muy de moda ¿verdad?. Pues antes de darte 10 pasos para ser un poco más resiliente vamos a hablar de qué es la resiliencia.

Qué es la resiliencia y cómo conseguirla

Como definición la resiliencia es la capacidad de sobrellevar y adaptarse ante una adversidad o circunstancia negativa o contratiempo. Por lo tanto, no es que una persona no es o si es resiliente sino que hay un grado de ello. Puedes ser más o menos. Por lo que lo podemos mejorar.

Pero ¿qué significa sobreponerse a una adversidad? ¿no llorar ante la muerte de un ser querido? ¿no estar mal ante la pérdida de un proyecto. Pues como estabas pensando la respuesta a estas preguntas es negativa.

Ser resiliente es sobreponerse que supone adaptarse, aprender, pero sobre todo gestionar la emoción. Es muy poco resiliente que una madre que acabe de perder a su hijo no esté triste o esté muy animada. Lo resiliente, ante esta situación es gestionar la pena y canalizarla. La resiliencia no es estar siempre bien. Es canalizar y gestionar emociones. Además de todas estas situaciones, que son consideradas negativas, la persona resiliente obtiene un aprendizaje. Aprende herramientas y estrategias para situaciones futuras similares. Es decir que no se queda en la emoción, sino que genera una solución. Por todo ello la resiliencia es algo entrenable, pero ¿cómo?. Ahora te lo cuento.

Cómo ser resiliente 10 trucos para conseguirlo

  1. Conocerse y aceptarse. Uno de los aspectos más importantes en la resiliencia es el conocimiento de uno mismo. Tanto las fortalezas como las debilidades. Nos apoyaremos en las primeras para mejorar las segundas. Pero antes de intentar mejorarlas lo más importante es aceptarlas. Sin una aceptación de estas no podemos avanzar. No es cierto que la gente no pueda cambiar, pero si es cierto que tenemos una tendencia. Es decir, que dentro de nuestras características nos podemos mover un una horquilla, pero no irnos al otro extremo.
  2. Mejorar red social. Hoy en día parece que tenemos mucho apoyo social ¿verdad?. ¿Lo crees?. En mi opinión esto no es así. Tenemos más información de lo social y más relaciones sociales. Pero la calidad de estas no son adecuadas para la mejora de la resiliencia. Una persona con una alta resiliencia tiene un apoyo social, que comparte con él o ella sus momentos buenos y malos. Que los buenos los viven juntos. Y los malos los sostienen unidos. Es decir, no es alguien que te solucione, sino que te acompañe. El cuidar y mejorar este tipo de relaciones es clave en la resiliencia. Y hoy en día, de nuevo en mi opinión, las relaciones sociales son más superficiales. No todas, pero muchas sí, y no están basadas en el apoyo emocional no en mirar por el otro.
  3. Trabajar la flexibilidad cognitiva. Las personas con una elevada resiliencia se adaptan a los cambios. Y son capaces de generar alternativas de acción ante cambios del entorno. Para mejorar este área, el truco, es sencillo, no ser muy planificados. No intentar controlar cada paso que demos. Porque además, si tendemos a realizarlo así, el cambio nos generará ansiedad. Así que te propongo que no planifiques, no controles o no intentes solucionar, 1 día a la semana.
  4. Tener unas relaciones familiares sanas. Estas definen, en cierta medida, cómo vemos el mundo. Durante la infancia se aprende, en estas relaciones, a cómo es la vida. Pero ¿qué es un relación familiar sana?. Es aquella que detecta que te gusta y que no. Y se lo haces saber al otro, como forma de mejora. No con el objetivo de que el otro cambie. Es una relación en la que se ponen límites y se respetan los del otro. Es un juego de compartir y respetar. Pero siempre desde la aceptación y el compromiso mutuo. Respetando que el otro no comparta lo mismo.
  5. Saber pedir ayuda. Las personas que tienen una buena resiliencia no son superpoderosos. Sino que conocen sus limitaciones, como hemos dicho anteriormente, y saben gestionarlas. Es muy importante saber pedir ayuda. Dejar atrás el miedo a que el otro se de cuenta de algo que quieres ocultar. Tal vez, el otro ya lo sepa, y por eso esté a tu lado. El pedir ayuda, además es algo enriquecedor, para ambos actores de la situación. Ambos aprenden y se sienten reconfortados. Es otra forma de cómo ser resiliente 10 trucos para conseguirlo
  6. Aceptar y conocer las propias emociones. Es la base de una adecuada resiliencia. El conocimiento de las emociones y sus funciones. En ocasiones tememos tener emociones que nos generan malestar y por ello las intentamos cambiar u ocultar. Pero eso lo que genera es un mayor malestar. Es muy importante conocer que cada emoción tiene una función y es necesario e imprescindible sentirla. Y sobre todo darse cuenta de ella.
  7. Ser agradecido. El ser agradecido favorece el aprendizaje. Si se agradecen las cosas del día a día, la mente se abre. Tanto a los aprendizajes como a los errores. Agradecer tanto las cosas buenas como las malas. Porque estas últimas ocurren para que pasen las primeras.
  8. Generar soluciones no quedarse en las emociones. Una vez detectada y expresada la emoción es muy importante no quedarse en ella. En ocasiones estas son adictivas. Sobre todo las que no generan malestar. Es decir, que la gente está más atenta a personas que no se encuentran bien. Tenemos derechos a no encontrarnos bien, es más es necesario. Pero una vez ya hemos estado, tenemos que pensar ¿qué es lo siguiente? y ¿cómo?
  9. Mejorar el sentido del humor. Es la base de un estado de ánimo positivo y de gestión del malestar. El mejorar este aspecto favorece de manera rápida la reisiliencia. Ríe, canta, baila, pero sobre todo vuelve a ser un niño.
  10. Piensa en una persona muy resiliente, qué hace. Por último el truco más difícil, observar. Ver en tu entorno más cercano quién tiene una buena resiliencia y ver cómo lo hace. Aprendemos por imitación ¿verdad?. Pues es el momento.

Ya lo tienes 10 pasos, empieza por el que quieras Cómo ser resiliente 10 trucos para conseguirlo

¿Es verdad todo lo que pienso?

Belén Pozo

Psicóloga Sanitaria