Qué carrera estudiar y qué no debes hacer al elegir: guía para decidir tu futuro con inteligencia
Elegir una carrera universitaria es una de las decisiones más importantes en la vida de una persona. A los 17 o 18 años, cuando aún se está en plena formación personal y emocional, se espera que uno decida qué quiere hacer el resto de su vida. Es una responsabilidad que puede generar ansiedad, presión, dudas y muchas veces confusión.
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En este artículo vas a encontrar una guía clara, práctica y realista para decidir qué estudiar, junto con una advertencia honesta: hay cosas que no deberías hacer si quieres tomar una buena decisión. Además, entenderás cuándo y por qué es fundamental consultar a psicólogo especializado para acompañarte en este proceso.
¿Por qué es tan difícil elegir carrera?
La elección de carrera implica mucho más que seleccionar una opción de un listado universitario. Es una decisión que impacta en:
• Tu desarrollo profesional
• Tu calidad de vida futura
• Tu economía
• Tu entorno social
• Tu motivación y bienestar emocional
Por eso, es normal que tengas dudas. Nadie nace sabiendo qué estudiar. Lo importante es no dejarse llevar por factores equivocados ni tomar decisiones precipitadas.
Lo primero que debes saber: no hay una única respuesta correcta
Una de las primeras trampas mentales al pensar en qué estudiar es creer que existe una “carrera perfecta” o que si te equivocás, arruinás tu vida. Nada más lejos de la realidad.
La elección de carrera no es una sentencia definitiva. Muchas personas cambian de rumbo, combinan disciplinas o descubren nuevas pasiones en el camino. Pero eso no significa que no debas intentar elegir con conciencia desde el inicio. Cuanto mejor informado estés, menos frustraciones vas a tener.
¿Qué tienes que tener en cuenta para elegir qué estudiar?
Hay muchos factores que influyen en una buena elección. Acá te mostramos los más importantes:
1. Tus intereses reales
No elijas por moda ni por lo que hacen tus amigos. Elige en función de lo que te gusta, lo que disfrutas hacer, lo que te llama la atención incluso sin que nadie te lo diga. Si te interesa cómo funciona el cuerpo humano, si adoras escribir, si te encantan los números o si te apasiona enseñar, eso es una señal.
2. Tus habilidades
Tal vez te encanta la música, pero no tienes oído o coordinación. O sueñas con ser piloto, pero te cuesta concentrarte. Es importante encontrar el equilibrio entre lo que te gusta y lo que se te da bien. Todos tenemos talentos naturales: aprender a reconocerlos es clave.
3. Tu estilo de vida deseado
Algunas carreras implican rutinas muy estructuradas. Otras, horarios flexibles. Algunas requieren trabajar con personas todo el tiempo; otras son más solitarias. Piensa cómo quieres vivir: ¿te imaginas trabajando en una oficina o viajando?, ¿prefieres estabilidad o variedad?, ¿te gustan los desafíos o te abruman?
4. La salida laboral
Es importante considerar si la carrera que te interesa tiene demanda en el mercado actual. No significa que tengas que elegir solo por salida laboral, pero sí que tengas una visión realista. Podés combinar tu vocación con carreras más versátiles o complementar con formación adicional.
5. Tu contexto emocional
Muchos adolescentes eligen carreras para agradar a sus padres, para encajar socialmente o por miedo a equivocarse. Esto puede llevar a una elección poco auténtica. Por eso, cuando hay dudas, inseguridades o presión externa, es recomendable acudir a psicólogo que te ayude a identificar qué quieres tu, sin filtros externos.
Qué NO deberías hacer al elegir una carrera
Así como hay buenas prácticas, también hay errores frecuentes que puedes evitar. Estos son los más comunes:
1. Elegir por presión familiar
Es común que la familia quiera opinar. A veces lo hacen con amor, otras desde sus propios miedos o expectativas. Pero tu carrera la vas a vivir vos. Si no te ves feliz haciendo lo que ellos desean, no lo elijas. Recuerda que el respeto también implica diferenciarse.
2. Copiar la elección de un amigo
“Voy con mi mejor amiga a la misma facultad”. Suena cómodo, pero puede ser un error. Tu mejor amiga puede tener otros intereses, otra personalidad y otra vocación. Si eliges por imitación, puedes terminar en un lugar que no te pertenece.
3. Elegir por estatus o prestigio
Carreras como Medicina, Derecho o Ingeniería suelen estar cargadas de prestigio social. Pero eso no las convierte en las ideales para todos. Una carrera “importante” no te va a llenar si no se ajusta a tu esencia. No confundas reconocimiento externo con realización personal.
4. Dejarte llevar por la salida laboral sin considerar tu vocación
Sí, es importante que haya trabajo. Pero estudiar algo que no te gusta solo porque tiene “salida” es una receta para el aburrimiento, el desgaste y el abandono. Intenta encontrar un punto medio entre lo que te gusta y lo que el mercado valora.
5. Creer que tienes que decidir todo ahora
Muchas veces sentimos que elegir carrera es como decidir tu destino para siempre. Pero no es así. Hay personas que combinan carreras, que cambian de área, que se reinventan. Lo importante es dar un primer paso que tenga sentido para vos hoy. El camino puede ajustarse más adelante.
¿Y si no tengo idea de qué quiero estudiar?
No estás solo. Miles de estudiantes sienten lo mismo. Es una sensación común y válida. Si no sabés qué estudiar, hay formas de empezar a conocerte mejor. Una de las más efectivas es realizar un test vocacional clínico con un profesional.
Este tipo de test no es como los cuestionarios gratuitos de internet. Son herramientas científicas, validadas por estudios, que permiten identificar tus intereses, tu perfil psicológico y tus afinidades laborales. Pero lo más importante no es solo el test, sino la devolución profesional. Por eso, es fundamental hacerlo con a psicólogo capacitado.
¿Por qué consultar a psicólogo puede marcar la diferencia?
Un psicólogo especializado en orientación vocacional puede ayudarte a descubrir lo que muchas veces no ves con claridad. No se trata de que te diga qué carrera estudiar, sino de que te acompañe a explorar tus emociones, valores, habilidades e intereses de manera ordenada y profunda.
Además, puede ayudarte a:
• Identificar bloqueos emocionales
• Manejar la ansiedad frente a la decisión
• Trabajar la autoestima si sentís que no sos “bueno en nada”
• Abrirte a nuevas posibilidades que quizás nunca habías considerado
Si tienes menos de 18 años, tus padres pueden ayudarte a consultar a psicólogo o especialista en adolescencia para abordar el tema desde una mirada integral.
Algunas preguntas que te pueden ayudar a reflexionar
Antes de tomar una decisión, prueba a responder estas preguntas:
• ¿Qué me gustaba hacer cuando era más pequeño?
• ¿Qué materias disfruto más en el colegio?
• ¿Qué actividades me hacen perder la noción del tiempo?
• ¿Qué temas me interesan investigar por mi cuenta?
• ¿Qué tipo de problemas disfruto resolver?
• ¿En qué actividades recibo buenos comentarios de los demás?
Tus respuestas pueden darte pistas valiosas sobre lo que te motiva de verdad.
¿Y si me equivoco de carrera?
Equivocarse es parte del proceso. Muchas personas empiezan una carrera y descubren que no era lo que esperaban. No es un fracaso: es información. Cambiar de carrera no significa haber perdido el tiempo, sino haber aprendido algo sobre vos.
La clave está en no quedarse paralizado. Si siente que tu elección no fue acertada, puedes volver a evaluar, consultar con profesionales y reorientarte.
Conclusión: elige con conciencia, no con presión
Elegir una carrera no es fácil, pero tampoco tiene que ser una carga. Si lo haces con honestidad, información y acompañamiento, vas a tomar una buena decisión, aunque no sea perfecta. Nadie puede decirte qué estudiar excepto tu mismo.
Consulta fuentes confiables, conversa con profesionales, habla con personas que ya estudian las carreras que te interesan. Y si sientes que te cuesta avanzar solo, no dudes en pedir ayuda. Acudir a psicólogo puede ser la mejor inversión emocional que hagas por tu futuro.
Lo más importante es que el camino que elijas se sienta tuyo. Porque cuando estudiás algo que te representa, no solo estudiás: creces, evolucionás y te construyes como persona.