Es común que los padres acudan a internet buscando por qué mi hijo sólo come lo que le gusta y se preocupen cuando sus hijos sólo come lo que desean, mostrando una actitud selectiva hacia ciertos alimentos. En esta entrada os dejo las razones de esta conducta, frecuente en la infancia, puede generar dudas sobre si es normal o no, las razones que hay detrás y sobre qué deberían hacer los padres o qué deben evitar para que no se cronifique en el tiempo, y al final el niño se convierta un malcomedores de por vida.
A continuación, exploraremos estos aspectos en profundidad. Si tu hijo es un niño que no come bien te recomendamos nuestro video de Tratamiento Niños Mal Comedores
¿Es normal que mi hijo solo coma lo que quiere?
Sí, es normal que los niños atraviesen fases de selectividad alimentaria. Durante el desarrollo infantil, es común que los pequeños muestren preferencias marcadas por ciertos alimentos y rechacen otros. Esta conducta puede deberse a múltiples factores, incluyendo la neofobia alimentaria (miedo a probar alimentos nuevos), la búsqueda de autonomía y el desarrollo de su sentido del gusto o dela corteza cerebral.
¿Por qué mi hijo muestra esta selectividad alimentaria?
La selectividad en la alimentación infantil puede originarse por diversas razones:
- Desarrollo evolutivo: A medida que los niños crecen, buscan afirmar su independencia, y la elección de alimentos es una forma de ejercer control sobre su entorno.
- Desarrollo cognitivo: Como os cuento más abajo, el sentido del gusto a a nivel corteza cerebral, también tiene que ver con el rechazo a ciertos alimentos. Los niños inmaduros es más probable que no acepten ciertos alimentos por lo que en estos casos, que nuestro hijo deje de ser un niño mal comedor debería de ir acompañado a un programa de intervención personalizado que le ayude a desarrollar ese área cognitiva. Este programa ha de ser realizado por un psicólogo especializado, de manera que sea gradual para que el niño lo tolere. En nuestro centro hemos visto y solucionado numerosos casos así.
- Sensibilidad sensorial: Algunos niños son más sensibles a las texturas, sabores o colores de los alimentos, lo que puede llevarlos a rechazar ciertos platos.
- Experiencias previas: Si un niño ha tenido una experiencia negativa con un alimento (por ejemplo, malestar estomacal), es probable que lo evite en el futuro.
- Observación e imitación: Los niños tienden a imitar las conductas alimentarias de sus padres y hermanos. Si observan rechazos o preferencias en su entorno, es posible que adopten comportamientos similares.
- Para llamar la atención. Suele se otra de las razones que os explicamos abajo de manera más extensa de los padres.
Es común que los niños desarrollen preferencias alimentarias y rechacen ciertos tipos de comida durante su crecimiento. Este comportamiento puede estar influenciado por factores como la neofobia alimentaria, que es el temor a probar alimentos nuevos, y la sensibilidad a texturas, sabores u olores específicos.
Desarrollo cognitivo de la corteza cerebral y su relación con probar y aceptar alimentos nuevos
El desarrollo del sentido del gusto está estrechamente relacionado con la maduración de la corteza cerebral, especialmente en las áreas responsables de la percepción y procesamiento de los sabores. Este proceso ocurre en varias etapas a lo largo del desarrollo fetal, neonatal e infantil.
1. Desarrollo prenatal
• Desde la octava semana de gestación, los receptores gustativos comienzan a formarse en la lengua y el paladar.
• Hacia la semana 14-15, las conexiones entre las papilas gustativas y los nervios craneales (facial, glosofaríngeo y vago) empiezan a establecerse.
• A partir del tercer trimestre, el feto ya puede percibir sabores del líquido amniótico, lo que influye en sus preferencias gustativas después del nacimiento.
2. Desarrollo neonatal e infantil
• Al nacer, los recién nacidos tienen un sistema gustativo funcional pero inmaduro. Responden fuertemente a los sabores dulces (atracción) y amargos (rechazo), lo que tiene una base evolutiva para evitar sustancias potencialmente tóxicas.
• Durante los primeros meses de vida, la exposición a diferentes sabores a través de la leche materna y la alimentación complementaria contribuye a la maduración de las vías gustativas.
3. Desarrollo cortical
La percepción del gusto depende de varias áreas cerebrales que se desarrollan progresivamente y que contamos a continuación. En niños inmaduros es más probable que se produzcan este tipo de rechazos a ciertos alimentos.
• Corteza insular y opercular: Se encarga de la percepción primaria del gusto. Su maduración permite la diferenciación entre sabores básicos (dulce, salado, ácido, amargo y umami).
• Corteza orbitofrontal: Responsable de la integración del gusto con otras señales sensoriales (olfato, textura) y de la evaluación hedónica (placer o desagrado). Su desarrollo durante la infancia permite la formación de preferencias alimentarias más complejas.
• Conexiones con el sistema límbico: La amígdala y el hipotálamo participan en la regulación emocional y homeostática del gusto, influyendo en la aversión o preferencia por ciertos alimentos.
4. Desarrollo en la infancia y adolescencia
• La plasticidad neuronal permite que la exposición a diferentes alimentos moldee las respuestas corticales al gusto.
• Durante la niñez, las experiencias repetidas con ciertos sabores pueden modificar la percepción y la aceptación de alimentos nuevos.
• En la adolescencia, los cambios hormonales pueden afectar la percepción del gusto y la preferencia por ciertos sabores, especialmente los dulces y salados.
El desarrollo del gusto no solo depende de la maduración de la corteza cerebral, sino también de la interacción con el entorno, las pautas que siguen los padres a la hora de comer y la experiencia sensorial. La plasticidad del cerebro en la infancia permite que las preferencias gustativas evolucionen con el tiempo, influenciadas tanto por factores genéticos como por la exposición a diferentes alimentos.
El uso de la comida para llamar la atención de los padres
El uso de la comida o la negativa a comer como una estrategia para llamar la atención de los padres es un comportamiento común en la infancia y tiene varias explicaciones desde el punto de vista del desarrollo emocional, cognitivo y social.
1. Búsqueda de autonomía. Entre los 18 meses y los 3 años, los niños empiezan a desarrollar un sentido de independencia y control sobre su entorno. La comida es una de las pocas áreas en las que pueden ejercer control directo (decidiendo qué, cuánto y cuándo comer). Rechazar ciertos alimentos o negarse a comer puede ser una forma de afirmar su autonomía frente a los padres.
2. Asociación entre alimentación y emociones. Desde edades tempranas, los niños perciben que la alimentación está estrechamente vinculada con la atención y el afecto. Si notan que los padres reaccionan de manera intensa ante su negativa a comer, pueden repetir este comportamiento para obtener atención adicional.
3. Reacciones parentales y refuerzo del comportamiento. Si los padres insisten, suplican o se preocupan demasiado cuando el niño se niega a comer, el niño puede aprender que esta conducta le da poder sobre la situación y le garantiza la atención de los adultos. Esto refuerza el comportamiento, haciéndolo más frecuente.
4. Expresión de emociones y comunicación. Los niños pequeños aún no tienen un desarrollo completo del lenguaje y, muchas veces, expresan frustraciones, ansiedad o necesidades emocionales a través de su comportamiento. La negativa a comer puede ser una forma de expresar malestar, estrés o la necesidad de más atención.
5. Influencia del entorno y dinámica familiar. Si en la familia hay tensiones o cambios (nacimiento de un hermano, problemas en casa, cambios de rutina), el niño puede utilizar la comida como una forma de llamar la atención o expresar inseguridad.
6. Exploración de límites y aprendizaje social. Los niños observan cómo sus acciones generan reacciones en los demás. Si descubren que negarse a comer genera una respuesta fuerte en los padres (preocupación, insistencia o incluso castigos), pueden usar esta estrategia para explorar los límites y medir su impacto en los adultos.
7. Como forma de expresar alguna situación problemática en su vida. Los niños pasen épocas a las que se enfrenta como nuevos compañeros de colegio, dificultades de aprendizaje, de habilidades sociales, divorcios de los padres… Hay una larga lista de situaciones en las que lo pueden pasar mal, y su dificultad para entender lo que les pasa, contarlo o cómo solucionarlo les puede llevar a tener este tipo de conductas como forma de llamar la atención de los padres y decir que algo está pasando. En estos casos, un psicólogo infantil puede ayudaros a averiguar que le puede estar ocurriendo.
Negarse a comer no siempre es un problema de apetito, sino una herramienta de comunicación y un reflejo del desarrollo emocional y social del niño. Los padres pueden manejarlo con paciencia, evitando convertir la comida en una batalla y promoviendo una relación saludable con la alimentación a través de la rutina, la autonomía y un ambiente libre de presiones.
Alimentos comúnmente rechazados por los niños
Los niños suelen mostrar aversión hacia ciertos grupos de alimentos, entre los que destacan:
- Verduras y hortalizas: Espinacas, brócoli, coles de Bruselas y otras verduras de sabor fuerte o textura fibrosa suelen ser rechazadas.
- Legumbres: A pesar de su alto valor nutricional, legumbres como lentejas y garbanzos no siempre son del agrado de los más pequeños.
- Frutas con texturas particulares: Frutas como el melón o la papaya, que tienen texturas suaves o sabores menos dulces, pueden ser menos aceptadas.
- Pescados y mariscos: El sabor y olor pronunciado de algunos pescados y mariscos puede resultar desagradable para algunos niños.
- Alimentos mixtos o guisos: Platos que combinan múltiples ingredientes, como estofados o ensaladas compuestas, pueden ser rechazados debido a la mezcla de sabores y texturas.
Causas del rechazo alimentario en niños
El rechazo a ciertos alimentos puede deberse a diversas causas:
• Neofobia alimentaria: Es la resistencia a probar alimentos nuevos, común en la infancia.
• Trastorno de alimentación selectiva: Algunos niños presentan un patrón alimentario extremadamente limitado, evitando grupos completos de alimentos.
• Experiencias previas negativas: Una mala experiencia con un alimento específico puede llevar al niño a evitarlo en el futuro.
• Imitación de comportamientos: Los niños pueden rechazar alimentos que observan que otros, especialmente figuras de referencia, también evitan.
Recomendaciones para padres
Para abordar el rechazo alimentario en niños, se sugieren las siguientes estrategias:
• Introducción gradual: Presentar nuevos alimentos de forma paulatina y en pequeñas cantidades.
• Involucrar al niño en la preparación: Participar en la cocina puede aumentar su interés por probar lo que ha ayudado a preparar.
• Crear un ambiente positivo durante las comidas: Evitar distracciones y fomentar un entorno relajado.
• Ser un modelo a seguir: Los niños imitan comportamientos; si ven a sus padres consumir una dieta variada, es más probable que ellos hagan lo mismo.
Es fundamental que los padres manejen la selectividad alimentaria con paciencia y estrategias adecuadas, evitando forzar al niño a comer o utilizar la comida como recompensa o castigo. La persistencia y el apoyo positivo pueden ayudar a los niños a ampliar sus preferencias alimentarias y adoptar hábitos saludables a largo plazo.
¿Qué no debo hacer si mi hijo es selectivo con la comida?
Es fundamental que los padres manejen la selectividad alimentaria con paciencia y estrategias adecuadas. A continuación, se detallan acciones que deben evitarse:
1. No forzar al niño a comer: Obligar a un niño a consumir un alimento puede generar aversión y aumentar su rechazo.
2. No utilizar la comida como recompensa o castigo: Asociar la alimentación con premios o sanciones puede distorsionar la relación del niño con la comida.
3. No mostrar frustración o enojo: Las reacciones negativas pueden aumentar la ansiedad del niño y empeorar la situación.
4. No preparar comidas diferentes para el niño: Cocinar platos especiales para satisfacer las preferencias del niño puede reforzar su selectividad.
5. No ceder ante todas sus demandas alimentarias: Acceder constantemente a sus preferencias puede limitar su exposición a una dieta variada y equilibrada.
Estrategias para fomentar una alimentación variada
Para promover hábitos alimentarios saludables en niños selectivos, se pueden implementar las siguientes estrategias:
• Introducción gradual de nuevos alimentos: Presentar nuevos alimentos de forma paulatina y en pequeñas cantidades puede facilitar su aceptación.
• Involucrar al niño en la preparación de las comidas: Participar en la cocina puede aumentar su interés por probar lo que ha ayudado a preparar.
• Crear un ambiente positivo durante las comidas: Establecer un entorno relajado y sin distracciones favorece una experiencia alimentaria agradable.
• Ofrecer variedad y presentación atractiva: Servir los alimentos de manera colorida y divertida puede estimular la curiosidad del niño.
• Ser un modelo a seguir: Los niños imitan a los adultos; si ven a sus padres disfrutar de una dieta variada, es más probable que ellos hagan lo mismo.
Conclusión
La selectividad alimentaria en los niños es una fase común en su desarrollo. Comprender las razones detrás de este comportamiento y evitar prácticas contraproducentes es esencial para fomentar hábitos alimentarios saludables. Con paciencia, comprensión y estrategias adecuadas, los padres pueden guiar a sus hijos hacia una dieta equilibrada y variada.