Cómo saber si mi hijo tiene encopresis

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Cómo saber si mi hijo tiene encopresis

¿Cómo saber si mi hijo tiene encopresis? Qué es y por qué el psicólogo es el profesional que se encarga de su diagnóstico y tratamiento.

La encopresis es un tema que genera preocupación en muchos padres, especialmente cuando notan que su hijo tiene dificultades para controlar las evacuaciones y se ensucia la ropa interior de manera frecuente. Aunque este problema puede ser frustrante, es importante entender que no se trata de algo que el niño haga intencionalmente, sino de una condición que requiere atención y comprensión.

Es probable que ya hayas visitado al pediatra e incluso al de digestivo, pero no suele ser un problema físico, según nuestra experiencia es un problema conductual y/o emocional.

Según nuestra experiencia es un tema complicado que requiere de mucha experiencia y conocimientos para resolverlo dada su complejidad. Son múltiples factores los involucrados y mantenedores en el problema, de ahí la dificultad en resolverlo.

En este artículo, explicaremos qué es la encopresis, sus posibles causas, cómo identificarla y por qué un psicólogo es el profesional indicado para tratar y diagnosticar esta condición. También proporcionaremos soluciones prácticas para apoyar a tu hijo en este proceso. Pero si ya has probado de todo o lleva más de 3 meses con el problema tenemos la solución Tratamiento Encopresis

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¿Qué es la encopresis?

La encopresis es un trastorno en el que un niño mayor de 3 ó 4 años, que ya debería haber adquirido el control de esfínteres, tiene evacuaciones involuntarias que ensucian su ropa interior. Este problema puede presentarse de forma ocasional o repetitiva y suele ser un síntoma de un problema subyacente, ya sea físico o emocional.

Existen dos tipos principales de encopresis:

  1. Encopresis con estreñimiento: Es la forma más común y está relacionada con la acumulación de heces duras en el recto, lo que causa fugas involuntarias de heces por escape. El niño evita hacer caca y hace lo que sea para que no salga, se sientan en el suelo, cruzan las piernas para que no salga.
  2. Encopresis sin estreñimiento: Menos frecuente, suele estar relacionada con problemas emocionales o conductuales. También aguantan las ganas y se les escapa.

En ambos casos es habitual que no quieran sentarse en el váter y a veces, ni siquiera ir al baño y lo hagan en el pañal o en la ropa interior en cualquier sitio de la casa. 

¿Cuáles son los síntomas de la encopresis?

Es importante observar ciertos signos que podrían indicar que tu hijo tiene encopresis:

  • Manchas frecuentes de caca en la ropa interior: A menudo, el niño no se da cuenta de que se ha ensuciado.
  • Heces grandes y duras: Pueden ser difíciles de evacuar.
  • Evacuaciones dolorosas: El niño puede evitar ir al baño por temor al dolor.
  • Heces con olor fuerte: Estas manchas pueden tener un olor más intenso de lo habitual.
  • Retención fecal: El niño evita conscientemente ir al baño, lo que puede empeorar el problema.
  • Problemas emocionales o sociales: El niño puede sentirse avergonzado o desarrollar ansiedad debido a la situación. Afectando a su autoestima.

¿Por qué ocurre la encopresis?

La encopresis puede tener diversas causas, que suelen ser una combinación de factores físicos, emocionales y conductuales:

  1. Estreñimiento crónico. El estreñimiento es la causa más común de la encopresis. Cuando las heces se acumulan en el recto, este se estira y pierde sensibilidad, lo que dificulta que el niño sienta la necesidad de evacuar.

2. Retención voluntaria. Algunos niños evitan evacuar por miedo al dolor, incomodidad en baños públicos o porque no quieren interrumpir actividades como jugar o ver televisión. Esto agrava el estreñimiento y causa fugas.

3. Factores emocionales. El estrés, la ansiedad, problemas familiares o cambios importantes en la vida del niño, como una mudanza o el nacimiento de un hermano, pueden contribuir a la encopresis.

4. Aprendizaje inadecuado del control de esfínteres. Un entrenamiento temprano, inconsistente o forzado puede causar problemas de control más adelante.

5. Problemas médicos. Aunque es menos común, enfermedades como hipotiroidismo, intolerancias alimentarias o anomalías en el sistema digestivo pueden estar relacionadas con la encopresis.

¿Cómo saber si mi hijo tiene encopresis?

La encopresis no es solo una etapa de aprendizaje. Si tu hijo presenta los siguientes signos de manera frecuente, es importante buscar ayuda:

  • Ensucia su ropa interior con heces al menos una vez al mes durante tres meses o más.
  • Parece no notar que se ha ensuciado.
  • Evita ir al baño o muestra miedo a evacuar.
  • Tiene antecedentes de estreñimiento o evacuaciones dolorosas.
  • Muestra señales de vergüenza, ansiedad o aislamiento debido al problema.

El diagnóstico debe ser realizado por un psicólogo, quien evaluará tanto los aspectos físicos como emocionales que podrían estar influyendo.

¿Por qué es el psicólogo quien diagnostica y trata la encopresis?

Aunque el pediatra suele ser el primer profesional al que recurren los padres, el psicólogo desempeña un papel crucial en el diagnóstico y tratamiento de la encopresis. Esto se debe a que muchas veces este trastorno tiene un componente emocional o conductual que necesita ser abordado.

1. Evaluación integral del problema

El psicólogo evalúa los factores emocionales, sociales y familiares que podrían estar contribuyendo a la encopresis. Por ejemplo:

  • ¿El niño está pasando por una etapa de estrés o ansiedad?
  • ¿Tiene miedo a hacer caca?
  • ¿Existen problemas en casa o en la escuela?
  • ¿Cómo fue el proceso de aprendizaje del control de esfínteres?

2. Enfoque en el bienestar emocional del niño

La encopresis puede ser una experiencia vergonzosa para el niño, lo que afecta su autoestima y sus relaciones sociales. Un psicólogo trabaja para ayudar al niño a:

  • Entender que la encopresis no es su culpa.
  • Quitar el miedo a hacer caca.
  • Sentirse apoyado y comprendido.
  • Desarrollar estrategias para superar el problema sin sentirse avergonzado.

3. Terapia conductual

El psicólogo utiliza técnicas de terapia conductual para:

  • Crear rutinas saludables para ir al baño.
  • Reforzar el uso adecuado del inodoro mediante sistemas de recompensas positivas.
  • Reducir comportamientos de retención.

4. Pautas a los padres

Los padres juegan un papel clave en el tratamiento de la encopresis. Nuestro curso o las sesiones de nuestros psicólogos los guían para:

  • Saber cómo actuar cada día
  • Establecer una serie de objetivos que les ayuden a resolver el problema, cada semana habrá un avance. El problema se resuelve entre 2 semanas y 3 meses de media.
  • Evitar castigos o regaños que aumenten la ansiedad del niño.
  • Manejar la frustración y ofrecer un entorno de apoyo.
  • Aprender estrategias efectivas para reforzar hábitos positivos.

Soluciones prácticas para tratar la encopresis

Aunque el tratamiento debe ser individualizado según las necesidades de cada niño, aquí tienes algunas estrategias generales que pueden ayudar:

1. Consultar a un pediatra en el caso de que necesite laxantes. No es necesario antes de iniciar nuestro tratamiento, es importante en el caso de que lleve varios días sin hacer caca. El pediatra puede recomendar:

•Laxantes tomados suaves o cambios en la dieta para aliviar el estreñimiento.

•Laxantes en forma de supositorio, que no solemos recomendar porque pueden empeorar el problema.

2. Establece una rutina para ir al baño

Ayuda a tu hijo a desarrollar un hábito regular:

  • Fija horarios específicos, como después de las comidas.
  • Asegúrate de que el baño sea un lugar cómodo para él.
  • Usa un asiento adaptador y un banquito para mejorar su postura.

3. Mejora la dieta y la hidratación

Una alimentación adecuada es clave para prevenir el estreñimiento:

  • Aumenta la fibra: Incluye frutas, vegetales, cereales integrales y legumbres.
  • Asegúrate de que beba suficiente agua: Esto facilita la evacuación.
  • Reduce alimentos procesados: Evita snacks y dulces que pueden agravar el estreñimiento.

4. Refuerza el comportamiento positivo

  • Elogia sus logros: Celebra cuando use el baño correctamente.
  • Evita castigos: Los regaños solo aumentarán su estrés y empeorarán la situación.

5. Habla abiertamente con tu hijo

Explícale que la encopresis no es su culpa y que estás ahí para ayudarlo. Usa un lenguaje simple y adaptado a su edad.

Si ya has probado todo lo anterior, es el momento de que busques un tratamiento para resolverlo, pues cuanto más tiempo pase más se va a cronificar el problema, no es fácil de resolver y no suele hacerse si no es con ayuda especializada de un psicólogo con experiencia.

Un psicólogo infantil puede diseñar un plan de tratamiento adaptado a las necesidades de tu hijo, trabajando tanto con él como con la familia.

Errores comunes que debes evitar

  • Culpar o avergonzar al niño: Esto solo aumentará su ansiedad y empeorará el problema.
  • Ignorar el problema: Esperar que se resuelva solo puede llevar a complicaciones mayores.
  • Forzarlo a usar el baño: Esto puede generar resistencia y miedo.

¿Cuánto tiempo toma resolver la encopresis?

El tiempo necesario para superar la encopresis varía según la causa y la gravedad del problema. Con un enfoque adecuado, muchos niños logran mejorar en unas semanas o meses, aunque los casos más complejos pueden requerir más tiempo y apoyo.

Nuestro curso o sesiones suelen resolverlo entre 2 semanas y 3 meses.

Si quieres saber más sobre Cómo saber si mi hijo tiene encopresis

El DSM-IV-TR (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, cuarta edición revisada) define la encopresis como un trastorno de la eliminación que afecta a niños mayores de 4 años que ya deberían haber adquirido el control de esfínteres. Según este manual, los criterios diagnósticos específicos para la encopresis son los siguientes:

Criterios diagnósticos para la Encopresis según el DSM-IV-TR

1. Evacuaciones repetidas de heces en lugares inapropiados (como la ropa o el suelo), ya sea de manera involuntaria o intencionada.

Este criterio describe la característica principal del trastorno: el niño evacúa en lugares inadecuados, fuera del inodoro. Estas evacuaciones pueden ocurrir de manera consciente (intencionadas) o inconsciente (sin que el niño se dé cuenta).

2. El comportamiento debe ocurrir al menos una vez al mes durante un mínimo de tres meses.

Este criterio establece la frecuencia y duración necesarias para considerar que el comportamiento constituye un trastorno y no un incidente ocasional.

3. La edad cronológica del niño debe ser de al menos 4 años (o un nivel de desarrollo equivalente).

Este criterio se basa en que los niños generalmente adquieren el control de esfínteres antes de esta edad. Si ocurre antes de los 4 años, se considera parte del desarrollo normal.

4. El comportamiento no debe ser atribuible a los efectos fisiológicos directos de una sustancia (por ejemplo, laxantes) o a una afección médica general, excepto cuando implique estreñimiento.

Esto asegura que la encopresis no sea consecuencia de otro problema médico subyacente, como una enfermedad intestinal, sino que se diagnostica como un trastorno independiente.

Subtipos de Encopresis según el DSM-IV-TR

El DSM-IV-TR clasifica la encopresis en dos subtipos principales:

1. Con estreñimiento e incontinencia por rebosamiento:

Es el subtipo más común. El estreñimiento crónico lleva a la acumulación de heces en el recto, lo que causa fugas involuntarias de heces líquidas que manchan la ropa interior.

Los niños con este tipo de encopresis suelen tener evacuaciones dolorosas y pueden evitar ir al baño por miedo al dolor.

2. Sin estreñimiento y sin incontinencia por rebosamiento:

Es menos frecuente. En este caso, las evacuaciones suelen ser intencionadas, y están más asociadas con factores emocionales o conductuales.

Puede estar relacionado con conflictos familiares, problemas en la escuela o dificultades para adaptarse a cambios importantes.

Diferencias entre el DSM-IV-TR y ediciones posteriores

En el DSM-5 (la edición más reciente del manual), la encopresis sigue clasificándose dentro de los trastornos de la eliminación, pero no hay cambios significativos en los criterios diagnósticos. Las bases para el diagnóstico permanecen casi idénticas, con ligeros ajustes en la redacción para mayor claridad.

Implicaciones del diagnóstico según el DSM-IV-TR

El diagnóstico de encopresis según el DSM-IV-TR no solo evalúa los síntomas físicos, sino también los aspectos psicológicos, familiares y sociales del niño. Este enfoque es esencial para:

  • Identificar si el problema tiene causas físicas, emocionales o conductuales.
  • Determinar si el niño necesita intervención médica, psicológica o ambas.
  • Evitar diagnósticos erróneos que puedan llevar a tratamientos inadecuados.

Tratamiento basado en el DSM-IV-TR

El tratamiento de la encopresis generalmente incluye un enfoque interdisciplinario que combina:

1. Intervención médica:

  • Aliviar el estreñimiento, si está presente, mediante laxantes, cambios en la dieta e hidratación adecuada.
  • Establecer una rutina regular para evacuar.

2. Intervención psicológica:

  • Terapia conductual para reforzar hábitos saludables y reducir comportamientos de retención.
  • Apoyo emocional para mejorar la autoestima y manejar el estrés o la ansiedad asociados con la encopresis.

3. Educación y apoyo a los padres:

  • Enseñar a los padres estrategias para manejar el problema con paciencia y comprensión.
  • Evitar regaños o castigos que puedan aumentar la ansiedad del niño.

Conclusión

El DSM-IV-TR ofrece un marco claro para diagnosticar la encopresis, diferenciando sus subtipos y considerando tanto factores físicos como psicológicos. Si sospechas que tu hijo puede tener encopresis, es crucial buscar ayuda profesional para abordar el problema de manera integral y brindarle el apoyo necesario para superar esta etapa.

Paciencia, empatía y apoyo profesional

La encopresis puede ser un desafío tanto para los padres como para los niños, pero con comprensión, paciencia y el apoyo de un psicólogo experto en este tema, es posible superar este problema.

Recuerda que la clave está en abordar las causas subyacentes y crear un entorno seguro donde tu hijo se sienta comprendido y apoyado. Si tienes dudas o el problema persiste, no dudes en buscar ayuda para solucionarlo, sabemos cómo y podemos ayudarte. El bienestar emocional y físico de tu hijo es lo más importante.

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