No me gusta que me pregunten
Es una frase que hoy me dijo un niño que tuve en sesión. Es un niño de 7 años de edad con reacciones de enfado repentinas.
La primera vez que lo ví me transmitió mucha ternura. Una cara dulce y muy educado. Que esperaba su turno y respetaba mucho los límites.
Algo muy extraño ¿verdad?
Los padres comentaron en la videollamada que nadie les cree cuando cuentan lo que le ocurre. Todo el mundo dice que es imposible ya que es un niño muy educado. Pero recuerda lo que me dijo “No me gusta que me pregunten”.
El dice que es mejor estar y ver que hacer. Que sus padres sólo le preguntan todo el rato. Pero que no sabe qué contarles. Que le pasa todos los días lo normal. Nada que se lo recuerde. No sabe que decirles y es difícil encontrar las palabras. Lo cierto es que nunca me pasa nada importante, como él dice.
Entonces al hablar con los padres les digo ¿y vosotros? ¿cómo os expresáis con ellos?. Me comentan que no son de preocupar a sus hijos. Intentan que no se enteren de las cosas de los mayores. “Son niños y tienen que disfrutar”. Pero les extraña que tenga esas explosiones.
¿Por dónde crees que puede ir el caso?. ¿Dónde está la dificultad de este niño?. Nadie, desde fuera puede explicárselo. Son unos padres muy dialogantes y dulces, por qué explota de este modo.
Tal vez sea una válvula de escape. O tal vez nos esté mostrando su necesidad. Sólo tal vez. Porque como él mismo dice “No me gusta que me pregunten”.
Detrás de esta frase hay una necesidad de expresión. De canalización emocional. Y sobre todo de normalización del día a día. No de la evitación sino de su expresión.
Así que No me gusta que me pregunten…
Belén Pozo
Psicóloga Sanitaria
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