Normas y conflictos en la adolescencia
Los adolescentes conocen que ciertas normas son coherentes pero les cuesta un gran esfuerzo reconocerlo públicamente. Lo que afecta al adolescente no es el límite en sí o la norma, sino la imposición de esta a la fuerza.
No hay que olvidar que tiene derecho a participar (ya no es un niño)
Padre y madre deben coincidir en las normas que imponen, y ser consecuentes.
Importante exponer las reglas de forma razonada, no impositiva. Aunque se muestre contrariado, tener claro que en muy pocas ocasiones nos dará la razón.
Los conflictos son el pan de cada día en esta etapa y el manejo de los mismos es esencial, ante los cuales es recomendable:
- Revisar las expectativas. No exigirle en exceso, dejarle cierto campo de actuación para que experimente. Poco a poco dejar de tratarle como un “niño”. Para desarrollarse necesita aprender de los errores, entrenarse en la toma de decisiones y lidiar con la adversidad.
- Descubrir qué pretende. Descubrir qué pretende con su actuación y evitar reaccionar como él espera
- Evitar sermones y mensajes acusatorios que llevarán a un círculo de conflictos
- Dirigir su comportamiento de forma adecuada, guiarle sin que lo note porque sino se opondrá
- Prestar atención a sus intereses y reforzar continuamente su conducta adecuada. No sólo fijarnos en lo negativo.
- Evitar la atención negativa. El adolescente está acostumbrado a que le castiguen por todo, evitar el castigo, ya que a esta edad no surte efecto. En lugar de ello ante una conducta inadecuada quitarle privilegios (Ej.: que llegue a casa 10 min. antes, que no juegue ese día al ordenador o móvil); pero no llevar a cabo castigos desproporcionados y excesivos, ya que sino entraremos en un círculo de castigos y hostilidades continuo.
Belén Pozo
Psicóloga Sanitaria