Prevención en la delincuencia infantil y en adolescentes
En la época adolescente se sufren diversos cambios individuales y sociales con el fin de adaptarse al medio, de encajar en un grupo social, es una época sensible donde se trata de crear e identificar la personalidad. Los adolescentes buscan conocer quiénes son, se enfrentan a diversas situaciones que por su estatus madurativo y con una experiencia limitada unido a ciertos factores de riesgo y precipitantes hace que exista un alto riesgo de conflictividad y de desarrollar conductas desadaptativas.
Es común que se den conductas como pequeños delitos que perturban y alertan a los que les rodean, por ello muchos existen programas de prevención que están enfocados a reducir riesgos y tratar de identificar las señales de alerta.
El robo a menudo es un elemento compensador de las frustraciones reales parciales, en ocasiones se trata de robos de objetos atractivos para el joven que suelen coincidir con la crisis de la pubertad, esto nos indica la facilidad que existe en esa edad para sentarse fascinado, atraído y la facilidad o impulsividad de pasar al acto sin analizar consecuencias futuras.
Uno de los factores más influyentes y que dan pie a estas conductas es la sugestionabilidad y la predisposición de dejarse llevar por las influencias externas. Durante la adolescencia el factor social, la necesidad de afirmación y aceptación en los grupos en muchas ocasiones derivan en actos como los robos, pero también el ambiente familiar puede precipitar dichos actos si está unido a tendencias impulsivas.
La predelincuencia se manifiesta por comportamientos con cierto estilo agresivo inestable, por una oposición y una rebeldía propia de la época de desarrollo. Pero sobre todo se caracteriza por los rodeos, el disimilo y el disfraz que nos advierte y nos tiene que poner en guardia incluso antes de que se dé un delito.
Para la prevención en la delincuencia infantil. Haremos primero una clasificación algunos de los factores de riesgo que se pueden dar en este grupo social y a los que debemos prestar especial atención:
- Actitudes antisociales/pro-violentas, valores, creencias y estados emocionales alterados en sintonía con comportamientos violentos.
- Agrupaciones pro-criminales y delictivas (bandas, gangs…).
- Factores de personalidad (temperamento) que facilitan la aparición de comportamientos violentos (psicopatía, TDAH, mala socialización, impulsividad,).
- Historia de comportamientos antisociales individuales: variedad de delitos y faltas, numero e intensidad de conductas violentas…
- Factores familiares: criminalidad familiar, falta de cuidados y atención, baja estructuración familiar, abandono y malos tratos, etc…
- Bajos (nulos) niveles educativos, desempleo, falta de recursos económicos…
- Clase social, etnia o grupo racial (emigrantes, barrios-dormitorio, etc…).
- “Malestar” o “estrés” personal producido por razones variadas: anomia, ansiedad, depresión, adicción a tóxicos, etc…. características cercanas a lo que entendemos por enfermedad. El consumo de drogas es uno de los factores de mayor riesgo para cometer actos delictivos
- Factores de naturaleza biológicaneuropsicológica: alteraciones hormonales, lesiones cerebrales, intoxicaciones, etc….
Una vez conocidos algunos de los factores de riesgo también conviene hablar de ciertos elementos que nos servirán en la prevención de estas conductas y de la Prevención en la delincuencia infantil. Estos elementos los agruparemos en cuatro aspectos principales:
DESARROLLO PERSONAL
Dentro de este grupo debemos centrarnos en proporcionarles información y contribuir a la elaboración de estrategias para enfrentarse y resistir la presión grupal ante ciertas conductas a la vez que fortalecer la seguridad y autoestima saludable en uno mismo. Desarrollar un control sobre si mismos, un locus de control interno es uno de los factores protectores más eficaces ante la delincuencia juvenil. También debemos enseñarles que se puede lograr una buena reputación mediante conductas adaptadas socialmente y evitar conductas que puedan dañar la imagen personal.
A su vez conviene fomentar y promover actividades placenteras alternativas a estas conductas, como practicar deporte, estudiar, diferentes maneras de ocio…
ENTORNO FAMILIAR
Algunos de los factores de riesgo en este campo son estilos de paternidad pobres o excesivamente autoritarios, bajo reforzamiento parental, bajo nivel de involucración en actividades familiares. Desarrollar estrategias de afrontamiento de conflictos en el hogar, brindarles información acerca de cómo actuar y como enfrentarse a diversas situaciones como la violencia o el maltrato dentro del núcleo familiar. En la prevención es muy importante que el adolescente puede disfrutar de tener un ambiente de tolerancia, respeto y afecto en los núcleos más cercanos. Muchos autores sostienen que las conductas se aprenden de lo que se observa. Los programas de prevención deben ofrecer también servicios a los familiares de los jóvenes.
ESCOLAR
Informar sobre las diversas opciones para poder estudiar. Ofrecerles formas alternativas de enseñanza y de acabar la escuela pueden hacer que se reduzca el riesgo de abandono escolar que en algunos casos ha guardado cierta relación con la delincuencia juvenil. El ambiente escolar también debe ser propicio y seguro para que el adolescente pueda desarrollarse con plenitud tanto a nivel académico como social.
COMUNITARIO
Se promueven conductas solidarias y respetuosas con el resto de miembros de la comunidad. Es muy importante involucrar a los niños y a los jóvenes en actividades donde practiquen la disciplina, respeto, responsabilidad, entre otros valores y conductas socialmente aceptabas que promuevan un estilo de vida positivo y saludable.
Características principales de las terapias enfocadas a la prevención de la delincuencia infantil:
Las terapias en estos casos se centran en las actitudes de gratificación contenidas en la atención que se dedica al sujeto. Comprenden un intento de maduración, de lograr autonomía y de buscar otros apoyos a parte del familiar. El objetivo principal del psicólogo es limitar en la medida de lo posible las conductas coercitivas. Cuando el niño puede expresarse dentro de un cuadro apropiado puede cambiar rápidamente su orientación.
La delincuencia juvenil surge sobre todo en el curso de la adolescencia y de la crisis que la acompaña, por lo que lo principal es la prevención es atendiendo desde la niñez a los factores de riesgo involucrando a diversos sectores. Afortunadamente el pronóstico es que pocos casos derivan en un futuro a una delincuencia más afirmada.
Julia de Lara
Psicóloga