Mitomanía, no es un termino muy popular o que hayas escuchado habitualmente, pero te sorprendería saber la frecuencia con la que las personas se acostumbran a vivir con un estilo de vida basado en mentiras.
¿Cuál es el origen de las mentiras?
Los seres humanos buscamos la aprobación, la admiración de los demás, queremos evitar riesgos y, sobre todo, algo que nos gusta mucho, es justificar nuestros comportamientos. Una de las maneras más fáciles de lograr todo ello es a través de la mentira, pero el problema es no con qué frecuencia es adecuado usarla. Apenas intuimos el riesgo de adicción a algo que consideramos tan común como la mentira.
La principal motivación para recurrir a una mentira son los beneficios que obtenemos a corto plazo, es por ello por lo que estamos ante una conducta que se ve constantemente reforzada en el momento y la probabilidad de que se repita sin haber consecuencias negativas es muy alta.
La mentira puede estar influenciada por modelos de identidad, por factores sociales como la búsqueda de éxito y aprobación, por recuerdos de la infancia… Una de las características de las personas que mienten con mucha frecuencia y se inventan identidades es que tienen una mala construcción de la identidad en la infancia, ya sea por falta de modelos adecuados, por falta de amor, por las expectativas que les inculcan, etc.
Una insatisfacción con uno mismo, un rechazo de la propia imagen lleva a crear fantasías y personajes donde se ocultan. El problema es que cuanto más mienten, más se acostumbran, y por lo tanto más aumenta el número de mentiras y la frecuencia con la que se recurre a ellas.
¿Cuándo pasa a ser un problema la mentira?
En términos más técnicos esta conducta repetitiva del acto de mentir podemos identificarla como un trastorno psicológico del comportamiento llamado mitomanía o pseudología fantástica.
Hablamos de mitomanía cuando la mentira se convierte en un estilo de vida, cuando su uso resulta patológico y compulsivo. Desfigurar la realidad se da de forma repetitiva y constante, a diferencia de la mentira común, que se usa de manea mas puntual cuando se quiere obtener un beneficio concreto.
La mentira también está ligada a varias enfermedades mentales como la demencia, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno antisocial o el trastorno bipolar.
En el mitómano existe un desajuste y una incapacidad de adaptarse al entorno, se ocultan tras la mentira para no sentirse dañado y a su vez obtiene satisfacción y placer del acto de mentir. Su forma de modificar y falsificar la realidad esta tan bien construida que ellos mismos acaban creyendo por hechos que relatan incorporándolos en sus recuerdos como si realmente hubieran pasado. Es por todo ello que la mentira se vuelve adictiva.
¿Cómo identificarla?
Hablemos ahora de algunos síntomas y signos asociados a esta adicción a mentir:
- Niveles de ansiedad elevados cuando se presentan las condiciones ideales para mentir.
- Pensamientos frecuentes que incitan a mentir.
- Dificultad para resistir el impulso de mentir.
- Satisfacción cuando no se descubren las mentiras.
- Baja autoestima y bajo nivel de autoconcepto.
- Pocas habilidades sociales.
- Estrés diario.
No resulta tan simple identificar esta adicción ya que, como hemos mencionado, es muy común que usemos alguna mentira y no suponga un riesgo ¿Cuántos de nosotros nunca han ha dicho alguna una mentirijilla piadosa?
Podemos tratar de identificar a un mitómano prestando atención a las historias y experiencias que cuentan ya que suelen cumplir ciertas características que pueden hacernos sospechar de ellas, como, por ejemplo:
- A menudo hablan de experiencias y logros en los que parecen heroicos o victoriosos.
- También cuentan historias donde son las víctimas en búsqueda de simpatía.
- Sus historias tienden a ser elaboradas y llenas de detalle.
- Pueden contar diferentes versiones de la misma historia.
¿Existe algún tratamiento concreto para la mitomanía?
El principal problema de un mitómano es el reconocer que el acto de mentir es un problema y puede convertirse en una conducta desadaptativa afectando negativamente a diferentes áreas de la vida cotidiana. Es importante el papel que juegan las personas más cercanas para detectar y observar estas características y síntomas mencionados. Si se diera el caso de sospecha de que la mentira se convierte en una conducta muy repetitiva y es la base de muchos de los argumentos utilizados es altamente recomendable que se acuda a un especialista. Es importante identificar si se está convirtiendo en una adicción sobre la cual se pierde el control consciente y voluntario.
Para enfrentarse a la mitomanía se necesita reeducar la percepción de la realidad del paciente, lo cual requiere la ayuda de un psicólogo y en algunas ocasiones el uso de psicofármacos. El tratamiento dependerá si la mitomanía es parte de otro trastorno psicológico.
Julia Nicolás Lara
Psicóloga