TDAH y CI bajo: ¿pueden coexistir? Por qué una segunda evaluación es clave
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Introducción
Los diagnósticos de trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH) son cada vez más frecuentes. Pero en algunos casos, junto al diagnóstico de TDAH, se comunica a las familias que el niño tiene un coeficiente intelectual (CI) bajo. Esta combinación genera confusión, preocupación y, muchas veces, decisiones clínicas equivocadas.
Otras veces, se diagnostica de CI bajo a los TDAH por error, en especial cuando son niños pequeños. La verdad, es que es todo un reto según mi experiencia evaluar a un TDAH, su falta de atención y su impulsividad que les lleva a dar la primera respuesta que se les pasa por la cabeza sin pensar, puede llevar al evaluador a confundir un bajo CI con TDAH. Además los TDAH, por regla general suelen ser muy inteligentes.
¿Es posible que un niño tenga TDAH y un CI bajo al mismo tiempo? ¿Son compatibles estos dos diagnósticos? ¿Qué significa realmente tener un CI bajo? ¿Qué hacer si te han dado este resultado?
En este artículo respondemos todas esas preguntas y te explicamos por qué, en estos casos, es fundamental acudir a psicólogo infantil para realizar una segunda evaluación cognitiva y emocional en un entorno diferente.
¿Qué es el TDAH?
El TDAH es un trastorno del neurodesarrollo que afecta a la capacidad de atención, el control de impulsos y/o el nivel de actividad. Se manifiesta principalmente en la infancia, aunque puede continuar en la adolescencia y la edad adulta.
Los principales síntomas son:
- Dificultades para mantener la atención sostenida
- Olvidos frecuentes y errores por descuido
- Impulsividad (actuar sin pensar)
- Hiperactividad (movimientos constantes, inquietud)
- Dificultades en la organización y la planificación
Es importante destacar que no todo niño inquieto o distraído tiene TDAH. El diagnóstico debe basarse en criterios clínicos, observación sostenida y, sobre todo, una evaluación psicológica completa.
¿Qué significa tener un CI bajo?
El coeficiente intelectual (CI) es una medida que busca reflejar la capacidad cognitiva general de una persona. La puntuación media es de 100. Se considera que un CI:
- Es bajo si está entre 70 y 85
- Es muy bajo si está por debajo de 70
- Está dentro del rango promedio si va de 85 a 115
Un CI bajo no significa que el niño no tenga potencial, pero sí que puede haber dificultades en áreas como:
- Razonamiento verbal
- Comprensión lectora
- Resolución de problemas
- Memoria de trabajo
Ahora bien, muchas veces un CI bajo no refleja realmente el nivel intelectual del niño, sino que está distorsionado por otros factores: ansiedad, falta de motivación, fatiga, entorno no estimulante o un test mal aplicado.
¿TDAH y CI bajo pueden coexistir?
Aquí viene uno de los puntos clave de esta entrada: NO y clínicamente no es coherente— diagnosticar TDAH y CI bajo al mismo tiempo, especialmente si el CI está por debajo de 70.
¿Por qué?
Porque el TDAH implica un nivel de funcionamiento intelectual general dentro del rango normal o incluso alto. De hecho, los niños con TDAH suelen tener:
- Buen razonamiento abstracto
- Curiosidad intelectual
- Habilidades sociales destacadas
- Creatividad por encima de la media
Cuando un niño presenta síntomas de inatención, desorganización y bajo rendimiento, pero los tests de inteligencia indican un CI muy bajo, es muy probable que el diagnóstico no sea correcto o que se estén confundiendo los síntomas.
Además, según el DSM-V un requisito para diagnosticar TDAH es que tenga un CI en la media.
¿Qué puede estar ocurriendo realmente?
Veamos algunos escenarios habituales en estos casos:
1. El test de CI no fue bien aplicado
Un test de inteligencia requiere condiciones específicas:
- Ambiente tranquilo
- Vínculo de confianza con el evaluador
- Motivación del niño
- Estado emocional equilibrado
Si el niño está ansioso, aburrido, frustrado o desconectado, su rendimiento bajará notablemente, dando lugar a una puntuación falsa de CI bajo.
2. El profesional no es especialista en infancia
Un psicólogo clínico general puede no tener la sensibilidad suficiente para detectar matices en niños. En estos casos, es recomendable acudir a psicólogo infantil, ya que cuenta con formación específica para interpretar correctamente el comportamiento infantil durante una evaluación cognitiva.
3. Se está confundiendo un trastorno del aprendizaje con un bajo CI
Muchos niños con TDAH también presentan dislexia, discalculia o trastornos del lenguaje, que afectan su desempeño académico y pueden simular una baja inteligencia. Sin embargo, su capacidad general puede ser completamente normal o superior.
4. Se está infravalorando el entorno del niño
Un niño que ha crecido en un ambiente con escasa estimulación verbal, afectiva o educativa puede mostrar un rendimiento cognitivo bajo en los test, sin que eso indique una discapacidad. Es lo que se llama deprivación ambiental.
¿Por qué es fundamental hacer una segunda evaluación?
Cuando se recibe un diagnóstico de TDAH y CI bajo simultáneamente, lo más recomendable es buscar una segunda opinión profesional en otro centro, con pruebas diferentes y a psicólogo infantil especializado.
Los beneficios de una segunda evaluación son:
- Confirmar o corregir el diagnóstico
- Identificar si hay errores de aplicación o interpretación
- Evaluar con test alternativos (no verbales, visuales, adaptados)
- Descartar trastornos del aprendizaje u otras dificultades
- Acceder a orientaciones personalizadas para el hogar y la escuela
Una segunda evaluación puede cambiar completamente el rumbo académico, emocional y familiar del niño. Puede evitar etiquetas injustas y ayudar a desarrollar todo su potencial.
¿Cómo se realiza una buena evaluación de CI?
Una evaluación de inteligencia profesional debe incluir:
- Entrevista con padres: para conocer el contexto emocional, educativo y familiar.
- Observación clínica directa: para detectar indicadores de atención, motivación, lenguaje, etc.
- Aplicación de test estandarizados: como el WISC-V, K-BIT, RIAS o Raven.
- Análisis cualitativo de las respuestas: no solo contar puntos, sino entender cómo piensa el niño.
- Informe completo: que incluya perfil cognitivo, diagnóstico y recomendaciones.
- Que sea un Psicólogo.
- Que tenga amplia experiencia en evaluación infantil.
Hoy en día, incluso existen test que pueden aplicarse de forma segura desde casa, con apoyo profesional. Puedes consultar la tienda de psicologoinfantil.es para explorar las opciones de test de inteligencia por edades y recibir asesoramiento.
¿Qué hacer si el diagnóstico cambia?
Si después de una segunda evaluación se descarta el CI bajo, pero se confirma el TDAH, se puede trabajar desde un enfoque:
- Psicoeducativo: explicarle al niño qué le pasa y cómo puede ayudarse.
- Escolar: adaptaciones para mejorar su rendimiento sin bajar el nivel.
- Familiar: pautas de crianza más claras, consistentes y afectivas.
- Terapéutico: con apoyo emocional, refuerzo de la autoestima y herramientas para la autorregulación.
Y si se descubre que no hay TDAH, sino otra dificultad específica, también cambia la estrategia: puede ser un tratamiento logopédico, reeducación, estimulación cognitiva, etc.
Lo importante es dar con el diagnóstico correcto, y para eso, acudir a psicólogo infantil cualificado y abierto a revisar diagnósticos anteriores es esencial.
Conclusión
Recibir un diagnóstico de TDAH y CI bajo al mismo tiempo debe encender las alertas. Es una combinación poco coherente desde el punto de vista clínico, y lo más frecuente es que haya un error de interpretación o una evaluación incompleta.
En estos casos, lo más prudente y eficaz es buscar una segunda opinión, idealmente a psicólogo infantil especializado en evaluación cognitiva, que utilice pruebas válidas, adaptadas al perfil del niño y con sensibilidad para detectar factores emocionales o ambientales.
Una buena evaluación no solo evita errores, sino que puede devolverle al niño su autoestima, desbloquear su potencial y permitirle acceder a recursos adecuados para aprender y desarrollarse.
Recuerda: un test mal interpretado puede limitar a un niño durante años. Una evaluación bien hecha puede transformarle la vida.
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