El recuerdo antes de los tres años
Cabe destacar, según algunos autores como Mandler (1996), la capacidad de recordar está presente a partir de los seis meses de edad. Y, ya en torno a los siete meses, los niños pueden buscar objetos que no se encuentran a la vista. Es el conocido como “paradigma de búsqueda de objetos”.
Con este paradigma, se evidencia que a los once meses, los bebés tienen un recuerdo inmediato de eventos concretos. Y, a la edad de trece meses, parece existir el recuerdo demorado. En el caso de que cualquier experiencia se repitiera:
- En primer lugar, a lo largo del tiempo (por ejemplo, durante un mes) o,
- Además, si hubiera una señal para la recuperación o,
- En el caso de que se dieran ambas condiciones,
- los niños tan pequeños, también podrían recordar.
Además son capaces de recordar episodios desagradables como es el caso de una inyección o pinchazo pasado un mes. En este caso, la señal que le permitiría al niño recordar el pinchazo, sería la consulta del pediatra. Se hablaría por tanto, de una memoria semiepisódica.
En el caso de los adultos, parece que la gran mayoría, no tienen recuerdos antes de los tres años de edad. ¿Por qué? Probablemente, porque lo ocurrido entre los primeros momentos de vida y el tercer año forma parte de la denominada amnesia infantil.
Es decir, es como si los recuerdos a esas edades no aguantaran el paso de los años. Más bien como si no pudieran incorporarse por tanto a la posterior memoria autobiográfica. Una memoria que nos permite recordar sucesos del pasado ocurridos en un lugar y en un momento concreto.
Por otro lado, es más fácil que los niños recuerden cosas que les resulten interesantes y atractivas. Cuando se es niño, lo realmente interesante es sentirme protegido, estar alimentado y recibir cariño. En general, sentirse tranquilos, cuidados y seguros. Y eso lo proporcionan los adultos más cercanos a ellos. También, es más fácil recordar episodios que se han vivido con mucha carga emocional:
- Acontecimientos muy divertidos.
- Situaciones sorprendentes y novedosos.
- Hechos excitantes.
- Acontecimientos que infunden miedo.
Algunas de las razones por las que se cree que los adultos recuerdan tan pocos acontecimientos de ese período son:
- Que el cerebro y más concretamente la estructura cerebral conocida como hipocampo, aún se encuentran muy inmaduros.
- La teoría de la mente o la capacidad de ponerse en el lugar del otro, tarda más en desarrollarse. Lo mismo ocurre con el concepto temporal, el lenguaje o la distinción entre fantasía y realidad.
- La falta de conocimiento y del lenguaje hace que:
- no se realice una interpretación adecuada de
los sucesos y por tanto,
- de la codificación de la información.
- Los episodios en esta etapa, se encuentran íntegros en la edad adulta, pero no se pueden recuperar. Parece que las señales del entorno, que permiten y guían la recuperación, cambian de una etapa a la otra.
- Las cosas que los niños experimentan y todos sus contenidos se evocan como un hábito o una rutina. Y se hace, no para ser revividas como memoria autobiográfica, sino más bien:
- “al servicio de la comprensión y de la construcción del conocimiento”.
Información obtenida de: Soprano, A.M., Narbona, J. (2007). La memoria en el niño. Barcelona: Elsevier Masson.
Miriam Benavides
Psicóloga Sanitaria
Maravillo post. Gracias por publicarlo…Espero màs…
Saludos
Nos alegra
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