Escala de Glasgow TCE en niños

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Escala de Glasgow TCE en niñosa

La Escala de Glasgow es utilizada, para valorar el grado de lesión producida como consecuencia de un traumatismo craneoencefálico (TCE). En primer lugar, con esta escala, se puede valorar el nivel de conciencia del menor y la posible existencia de un déficit. Por otro lado, la duración de la pérdida de conciencia o la alteración en la misma. Lo cual, permite obtener información sobre la gravedad TCE.

Por encima de todo, el tiempo transcurrido desde la lesión hasta el momento que el niño empieza a responder a los estímulos es primordial.

Cabe destacar, que la gravedad del traumatismo entre otros motivos, va a depender del tiempo que necesita para orientarse a nivel espaciotemporal.

Y es reseñable también, los recuerdos que se tienen de los sucesos acontecidos anteriormente al traumatismo (Amnesia postraumática: APT).

Del mismo modo, hay lesiones ocasionadas por caídas en bicicleta, tráficos o golpes en la cabeza, en las que se producen déficits cognitivos. La diversidad de los mismos, va a depender de donde esté localizada la sesión. Aunque hay que destacar que lo más habitual y frecuente, es que se produzca un daño cerebral difuso. Por lo tanto, la plasticidad cerebral, que está muy desarrollada en los niños, cobra gran importancia.

En consecuencia, para la evaluación del deterioro de la conciencia en el menor, se van a considerar tres parámetros:

  • En primer lugar la apertura de sus ojos.
  • Por otro lado, su respuesta verbal a los estímulos.
  • Finalmente su respuesta a nivel motriz.

Como resultado,el rango de puntuación establecido para valorar el estado de conciencia va de 3 a 15 puntos. Por lo tanto, la puntuación global en la Escala de Glasgow se calcula sumando las puntuaciones de estos tres componentes.

En TCE leves.

  • La puntuación Glasgow es de entre 13 y 15.
  • Los traumatismos pueden acompañarse de dolores de cabeza, irritabilidad, retraimiento,…
  • No hay presencia de amnesia postraumática.
  • Hay ausencia de fractura.
  • Tampoco se presenta déficit. El nivel de conciencia es normal.
  • Y en este caso, es importante observar al menor y si hay duda, realizar siempre una Tomografía axial computerizada. De esta manera se comprueba de manera objetiva si hay o no alteraciones.

En TCE moderados.

  • La puntuación moderada en Glasgow corresponde a una puntuación de entre 9 y 12.
  • La duración de la pérdida de conciencia suele durar entre 1 y 24 horas.
  • En este caso hay una alteración en el nivel de la conciencia.
  • Además se evidencia lesión cerebral en pruebas de neurorradiología.
  • Amnesia postraumática, ganas de dormir, fracturas craneales, déficit neurológico focal,…
  • Hay TCE que pueden incluirse dentro de la categoría moderados/graves. En este caso, la puntuación suele ser de entre 9 y 11 y puede aparecer convulsiones postraumáticas.
  • El ingreso en el hospital será imprescindible.

En TCE graves.

  • La puntuación es menor o igual a 8.
  • En este caso, la pérdida de conciencia es de más de 24 horas.
  • No se obedece a las órdenes, ni se habla, ni hay apertura de ojos.
  • Hay existencia de coma.
  • Habría que realizar un ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos y realizar siempre una Tomografía axial computerizada.

Cabe destacar que de los tres parámetros, el que mejor va a predecir el resultado final, es la mejor respuesta motora. Y que a mayor puntuación en la escala, mejores resultados y mejor pronóstico.

Por encima de todo, los pequeños que han sufrido un TCE bien leve o moderado, deberán ser observados durante al menos las 24 horas siguientes al mismo. Por encima de todo es importante durante este período de tiempo controlar:

  • En primer lugar, el nivel de conciencia.
  • También la presencia de nauseas o de vómitos.
  • Del mismo modo, posibles déficits a nivel motor.
  • Además posibles convulsiones.
  • Los movimientos de ojos no habituales o las respuestas de las pupilas,
  • Finalmente las cefaleas.

Cabe destacar, en caso que se haya producido un TCE en los primeros meses de vida, se incluirá en la valoración:

  • En primer lugar, la palpación de las suturas y de las fontanelas. Con ello se pretende buscar posibles fracturas o hematomas.
  • Además, la exploración de las fosas nasales y del conducto auditivo externo. Con ello se valora la posible existencia de fracturas en la zona de la base del cráneo. También, la posible presencia de una fístula en el Líquido Cefalorraquídeo.

Cabe destacar que la presencia de vómitos y de la palidez, se dan con frecuencia en los TCE de población infantil.

Información obtenida de:

Founier C., y Bernabéu J. Neuropsicología del daño cerebral adquirido infantil: evaluación y rehabilitación. En Federación Española de Daño Cerebral, Ed. Cuadernos FEDACE sobre Daño Cerebral Adquirido. Madrid: FEDACE; 2008. p. 73-100.

Semrud M. y Teeter P. (2011). Neuropsicología infantil. Evaluación e intervención en los trastornos neuroevolutivos. Madrid: Pearson Educación, S.A.

Miriam Benavides

Psicóloga Sanitaria

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