Mi Hijo Come Muy Lento: Causas, Consecuencias y Soluciones
La mayoría de los padres se preocupan cuando su hijo pasa demasiado tiempo en la mesa sin terminar su comida. Las comidas se hacen eternas, y es probable que deje parte sin comer. Mientras que algunos niños simplemente tienen un ritmo más pausado al comer, en otros casos puede haber razones más profundas detrás de este comportamiento.
Si notas que tu hijo tarda mucho en terminar sus comidas y esto afecta su alimentación o la dinámica familiar, es importante entender por qué ocurre y cómo ayudarlo a mejorar sus hábitos. En este artículo, exploraremos las posibles causas, qué consecuencias puede tener y cómo el curso en video para ver en casa Tratamiento Niños Mal Comedores de Elisa Vaca, psicóloga infantil puede ayudar en los casos en los que el problema persista.
¿Por Qué Mi Hijo Come Tan Lento?
Cada niño es diferente, y la velocidad a la que comen puede depender de múltiples factores, desde hábitos hasta cuestiones emocionales o de desarrollo. A continuación, revisamos algunas de las razones más comunes:
1. Naturaleza y ritmo individual
Algunos niños son naturalmente más tranquilos y meticulosos con su comida. Si tu hijo también es pausado en otras actividades, como vestirse o jugar, puede ser simplemente su estilo de vida. Si es demasiado lento para todo, estilo probable que tenga un desajuste en el neurodesarrollo de sus Funciones Ejecutivas, y tenga baja la Velocidad de Procesamiento a nivel neuronal, en este caso se puede trabajar para desarrollar este área cognitiva. Puedes ponerte en contacto con nosotros y te decimos qué se puede hacer.
2. Distracción durante la comida
Los niños se distraen con facilidad, y si hay televisión, juguetes o conversaciones en la mesa, es probable que pierdan el enfoque en la comida y tarden más en terminarla. Puede ser por falta de interés o es un niño que se distrae con una mosca, por lo que la atención y el inhibidor de distracciones, el Ejecutivo Central pudiesen estar desarrollándose por debajo de lo esperado cronológicamente.
3. Falta de hambre
Si tu hijo ha comido un snack antes de la comida o no ha gastado suficiente energía durante el día, es posible que no tenga suficiente hambre, lo que hará que coma lentamente o sin interés.
4. Preferencias alimenticias o rechazo a ciertos alimentos
Algunos niños tardan más en comer cuando no les gusta lo que tienen en el plato. También pueden sentir rechazo hacia ciertas texturas o sabores, a nivel cognitivo la corteza sensoriomotora podría tener un bajo neurodesarrollo que hace que mastiquen con dificultad o duden antes de cada bocado.
5. Ansiedad o estrés
El estrés puede afectar la forma en que los niños comen. Si hay tensión en casa, presión en la mesa o preocupaciones personales, pueden tomarse más tiempo para comer sin darse cuenta. Nuestros psicólogos infantiles pueden ayudar a detectar si el problema es de origen emocional.
6. Problemas sensoriales o de desarrollo
Algunos niños tienen hipersensibilidad a ciertas texturas o dificultades motoras que hacen que masticar y tragar les tome más tiempo. En estos casos, es recomendable consultar con nosotros y elaboraremos un programa personalizado para la habituación de texturas y sabores.
7. Mala experiencia previa con la comida
Si el niño ha tenido episodios de atragantamiento o ha sido presionado para comer, puede haber desarrollado una relación negativa con la comida, lo que lo hace más lento o reacio a comer.
8. Llamadas de atención negativas
El niño sabe que les importa a los padres, y que les preocupa, por lo que lo utiliza para llamar la atención y que le hagan caso de este modo.
Consecuencias de Comer Demasiado Lento
Aunque comer a un ritmo pausado no siempre es un problema, si es algo constante, puede traer ciertas consecuencias:
1. Desgaste de la paciencia en la familia
Si los padres y hermanos terminan de comer mucho antes y deben esperar a que el niño acabe, la hora de la comida puede volverse estresante para todos.
2. Enfriamiento de la comida
Cuando la comida se enfría, puede perder su sabor y textura original, haciendo que sea aún menos atractiva para el niño.
3. Falta de tiempo para otras actividades
Si el niño pasa demasiado tiempo comiendo, puede perder tiempo para jugar, hacer tareas o participar en otras actividades familiares.
4. Problemas de alimentación a corto y medio plazo
En algunos casos, comer muy lento puede convertirse en un hábito difícil de romper, afectando su relación con la comida a lo largo de su vida. Además es probable que no se esté alimentando como debiese, lo cual es muy importante para su desarrollo físico, mental y en los parendizaajes.
Si esta situación está afectando su bienestar o el ambiente familiar, nuestro curso sobre el Tratamiento de Niños Mal Comedores es una solución rápida y efectiva. La psicólogo infantil Elisa Vaca os dirá cómo debéis hacer para romper esa dinámica y que empiece a funcionar de manera más adaptativa co la comida.Os va a ayudar a mejorar los hábitos alimenticios del niño.
Errores Comunes que Debes Evitar
Para ayudar a tu hijo a mejorar su ritmo al comer, es importante evitar ciertos errores que pueden empeorar la situación:
1. Presionarlo para que coma más rápido
Frases como ”¡Apúrate!” o “Si no terminas rápido, no hay postre” pueden generar ansiedad en el niño, haciéndolo sentir aún menos motivado para comer.
2. Compararlo con otros niños
Decir cosas como “Tu hermano ya terminó y tú sigues con el primer bocado” puede hacer que el niño se sienta avergonzado o presionado.
3. Ofrecerle distracciones como pantallas
Usar la televisión, el celular o tablet para “entretenerlo” mientras come puede hacer que coma más lento porque está concentrado en otra cosa.
4. Dejar que se levante de la mesa constantemente
Si el niño se levanta muchas veces durante la comida, tardará más en terminar. Es importante establecer el hábito de permanecer sentado hasta acabar.
5. Darle porciones demasiado grandes
Si el plato tiene demasiada comida, el niño puede sentirse abrumado y comer más despacio. Es mejor ofrecer porciones pequeñas y darle más si lo pide.
Cómo Ayudar a Tu Hijo a Comer Más Rápido
Si quieres mejorar el ritmo de tu hijo al comer sin generarle estrés, prueba estas estrategias:
1. Establece una rutina de comidas
Tener horarios fijos ayuda a que el niño llegue con hambre a la mesa y coma con más interés.
2. Crea un ambiente sin distracciones
Apaga la televisión y evita juguetes en la mesa para que el niño se concentre en su comida.
3. Usa el refuerzo positivo
Elogia sus avances en lugar de criticarlo por comer lento. Por ejemplo:
”¡Muy bien! Hoy terminaste tu plato en menos tiempo que ayer.”
4. Haz de la comida un momento agradable
Si el ambiente es tenso o lleno de órdenes, el niño puede asociar la hora de la comida con estrés. Mantén una actitud relajada y conversa con él sobre temas que le interesen.
5. Introduce alimentos de forma divertida
Presentar los alimentos de manera atractiva, como hacer figuras con la comida o involucrar al niño en la preparación, puede aumentar su interés por comer.
6. Pon un límite de tiempo razonable
No se trata de que el niño coma apresurado, pero puedes establecer un tiempo aproximado para cada comida. Si después de 30-40 minutos sigue sin terminar, retira el plato sin enojarte y sin darle otras opciones.
7. Consulta con un Psicólogo Infantil si el problema persiste
Si tu hijo siempre come muy lento, muestra rechazo constante a la comida o tiene otros comportamientos inusuales, un psicólogo infantil puede evaluar si hay un problema subyacente y ofrecer estrategias personalizadas.
Conclusión
Comer muy lento no siempre es un problema, pero si afecta la alimentación del niño o la dinámica familiar, es importante aplicar estrategias para mejorar su ritmo. Con el curso sobre el Tratamiento de Niños Mal Comedores lo solucionarás. Aunque deberías de desacartar además algún problema de neurodesarrollo que le está fomentando esta situación y que en caso de ser así, debería de trabajarse con el fin de prevenir este tipo de respuesta lenta que se podrá dar en otras áreas de su vida.
Evitar la presión, crear una rutina adecuada y fomentar un ambiente positivo en la mesa puede hacer una gran diferencia. Si el problema persiste y afecta su desarrollo, un psicólogo infantil puede ser un gran aliado para entender mejor la situación y ayudar al niño a mejorar sus hábitos alimenticios.
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