Autoestima infantil y adolescente
En primer lugar, ¿qué significa valorarse a uno mismo?.
Además, ¿qué implica tener una alta autoestima?.
Por último, ¿cómo se consigue una buena imagen de uno mismo?.
La respuesta a todas estas preguntas parece sencilla. Y se supone que es bien conocida por la mayoría de la gente. Sin embargo, con frecuencia encontramos en consulta tanto niños como adolescentes que no se valoran a sí mismos. Tienen una baja autoestima y una mala imagen de sí mismos.
En primer lugar “creo que no soy muy listo”. “No valgo para esto”. “Esto no es para mí”. “Realmente soy un fracaso”. Por último, “nunca lo conseguiré”. Estas son algunas de las afirmaciones que se pueden oír a lo largo de las sesiones. Marcan dificultades de autoestima infantil y adolescente.
En primer lugar, para poder abordar este tema, conviene comenzar definiendo qué es la autoestima.
En resumen, la autoestima es el conjunto de pensamientos y sentimientos que se tiene sobre uno mismo, La propia forma de ser y de comportarse. Es decir, la percepción que se sostiene sobre el yo.
Igualmente, para poder trabajar sobre la autoestima y la imagen que se tiene de uno mismo. Es necesario entender que ésta depende de varias áreas como son:
- Social. Sentimientos sobre las relaciones y desempeño con los iguales.
- Escolar. Cómo se ve el niño o adolescente en su faceta académica.
- Familiar. Cómo se siente el niño o adolescente como miembro de su familia.
- Imagen corporal. Cómo ve el niño o adolescente su propio cuerpo.
Si estas áreas la persona las vivencia como satisfactorias, el niño o adolescente efectivamente tendrá una alta autoestima. Y una buena valoración sobre sí mismo.
Sin embargo, no solo basta con esto. Para poder tener una buena imagen de uno mismp. Y no sólo a nivel físico. Hay ciertos aspectos que son importantes tener en cuenta, entre ellos se pueden encontrar:
- La capacidad para poder decir que no y defender tus derechos. Asertividad.
- Ser consciente de lo que se vale y de lo que se aporta al resto.
- Capacidad de pedir ayuda.
- Reconocer los propios errores.
Este último punto es sumamente importante.
Ya que implica a su vez el incorporar a nuestro repertorio la capacidad de ser tolerantes con nosotros mismos. Lo cual hace que vivamos nuestros fallos de forma natural. No como un fracaso sino como una oportunidad de aprender de lo ocurrido. Y como una oportunidad para el propio crecimiento personal. Lo cual nos llevará hacia una alta autoestima y una buena valoración personal.
Aida Mañero Ocarranza
Psicóloga Sanitaria
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