Manifestaciones físicas de ansiedad
La ansiedad se trata de una reacción psicofisiológica. Que se experimenta cuando se interpreta que los recursos personales son insuficientes. Para hacer frente a las demandas que requiere el entorno.
Se trata de una reacción en principio normal que permite a los individuos reaccionar. También actuar y responder ante una determinada situación que se considera amenzante. Gracias al incremento de la activación que se produce.
El problema aparece cuando este nivel de tensión y activación se mantiene en el tiempo. Se produce entonces una especie de sobrecarga en el individuo. Que hace que empiecen a aparecer ciertos síntomas. Muchos de ellos de carácter físico.
No obstante, numerosas son las ocasiones en las que los sujetos no son conscientes. De la relación entre la aparición de estos síntomas con episodios o etapas en las que se experimenta ansiedad.
Se valora como algo “normal”, que al ser de índole física se trata de combatir con remedios. O con soluciones insuficientes. Así, se “pone un parche sobre la herida pero ésta no se cura”.
Por el contrario, con ello únicamente se consigue que tales manifestaciones probablemente se perpetúen demasiado en el tiempo. Generando a su vez más ansiedad y entrando de este modo en un bucle.
Algunas de estas manifestaciones físicas de la ansiedad que a menudo no son tenidas en consideración son:
- En primer lugar, manchas cutáneas y acné.
- También pérdida de cabello.
- Además visión borrosa.
- Pérdida auditiva o hipersensibilidad.
- Molestias estomacales.
- Dificultad para conciliar el sueño o despertares frecuentes.
- Dolores de cabeza.
- Mareos.
- Dificultad para respirar normalmente.
- Dolor en la zona del pecho y/o palpitaciones y taquicardias.
- Sudoración.
- Hormigueo en las extremidades.
- Tensión muscular y/o dolor corporal.
- Sensación de agotamiento o debilidad física.
- Morderse las uñas o padrastros.
- Arrancarse el pelo (tricotilomanía).
- Por último pérdida o aumento del apetito.
En estos casos en los que la ansiedad se ha mantenido durante un tiempo. Y ha llegado a afectar al individuo de forma significativa, lo aconsejable es la ayuda de un profesional que pueda orientar y ayudar a reducir y regular esa activación para continuar con una actividad de forma saludable, adaptativa y eficiente.
Aida Mañero Ocarranza
Psicóloga Sanitaria
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