Trastorno de ansiedad por separación en niños

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Parte II- Trastorno de ansiedad por separación en niños (TAS)

Como se trató en la primera parte del artículo, la ansiedad por separación los primeros meses y años de vida, se encuentra dentro de la etapa normativa y de desarrollo del infante. Cursándose de manera temporal e incluso en algunos niños no llega a manifestarse.

Los niños que presentan TAS, experimentan un estado de ansiedad inapropiado. Excesivo para el nivel de desarrollo y para la edad que presentan. Siendo para muchos papás un foco elevado de estrés en el ambiente familiar. Ya que cualquier situación en la que conlleva separación, resultan ser incapacitantes y todo un desafío para poder solventarlo. Y con ello expresando el malestar, la ansiedad y la frustración. Que tiene el niño mediante rabietas, pataletas, súplicas y conductas disruptivas con alta intensidad. En muchos casos, momentos después de la falta de sus padres, llega a presentar apatía. Inhibición de conducta, tristeza y somatizaciones.

Si esta ansiedad dura más de un mes (inicio en torno a los 18 meses hasta los 6 años) y comienza a generalizarse en cualquier situación en la que sus padres se separan del él e incluso dejándole con otras personas o en lugares ya conocidos. Es recomendable acudir a un especialista para poder ayudar a gestionar estas situaciones tanto con el niño como con los padres. Valorando el grado de deterioro de las áreas vitales. Además de descartar y prevenir un posible trastorno de ansiedad generalizada (TAG) en el futuro.

Estos son algunos tips que pueden favorecer el afrontamiento los primeros años de vida. Para el manejo de la separación y adaptación a las situaciones:

  • En torno a los 8 meses. Es aconsejable llevar al niño a la guardería con personas desconocidas. Para que poco a poco vaya habituándose a nuevas situaciones y a estar con personas que no sean sus familiares. Esto ayudará al niño a que se vaya enfrentando a situaciones nuevas con desconocidos.
  • Separación gradual. Es recomendable que se vaya haciendo de manera progresiva e ir separándose del niño. Aumentando los tiempos e introduciendo personas nuevas a su cuidado.
  • Cumplir con la promesa. Ante estas situaciones es muy importante cumplir con lo que se le promete, si no fomentará la inseguridad, el miedo y los pensamientos de abandono o pérdida de sus padres.
  • Jardín de infancia. Un aspecto que favorece el proceso de adaptación, es poder visitar la guardería días antes de que el niño acuda solo. Para ello, los papás o las figuras de apego le acompañarán para que lo valore como seguro y familiar. Además se le irá enseñado el lugar, y si es posible, se jugará con él para que lo asocie y le evoque emociones positivas.

Este proceso puede hacerse en otros lugares en los que tenga que quedarse cuando sus papás no estén.

  • Crear una rutina de despedida cariñosa. Que le trasmita seguridad y atención cuando se vaya a marchar. Cuando llegue la despedida, se le indicará el momento en el que se le volverá a ver. El tipo de explicación será acorde a la edad de niño y en función del concepto que tenga del tiempo. Por ejemplo, en la hora de la comida, después de jugar en el parque o cuando la flechita del reloj marque el uno.

Rocío Delgado

Psicóloga Sanitaria