Rostros que generan mayor o menor confianza
Según un estudio llevado a cabo por la Universidad de California (UCLA), en los Ángeles:
“Con el paso de los años, parece que el cerebro del ser humano se vuelve más vulnerable a los engaños”
Para el desarrollo de la investigación, Shelley E. Taylor y colaboradores, realizaron dos estudios.
En un primer estudio, se muestran 30 fotografías de rostros a personas entre 55 y 84 años de edad. También, a personas más jóvenes con una edad media de 23 años de edad. A todas ellas, se les pide que establezcan una clasificación de los rostros según les generen más o menos confianza. Para ello, han de crear dos listas, la de rostros confiables y la de no confiables. Cada una de las caras, muestran señales muy claras y sencillas de distinguir. La selección de los rostros para al estudio, se hace de manera intencionada para que generen en los participantes:
- Sensación de poca confianza.
- Sensación de neutralidad.
- Sensación de confianza.
Las reacciones ante los rostros neutrales y los que ocasionan confianza, son muy parecidas en ambos grupos de edad. Ante los rostros que producen menos confianza, los resultados son diferentes. Mientras que el grupo de edad más joven reacciona de manera más intensa, en el otro grupo, no hay reacción.
En el segundo estudio, mientras se les muestra los rostros, sus cerebros se observan mediante imágenes de Resonancia Magnética. Al realizar las clasificaciones y sobre todo, observando los rostros menos confiables, en los jóvenes, la ínsula anterior se activa. En el caso del grupo de mayores, esta área cerebral se activa muy poco. Así, se da una falta del sistema de alerta que indica que hay que estar vigilante y tener cuidado. En el caso de los más jóvenes, el hecho de estimar con mayor o menor confianza a una persona, ya aviva cierta precaución y cautela.
Esta estructura cerebral, está más relacionada con el Sistema Límbico, el olfato, el gusto y el Sistema Nervioso Autonómico. Genera ciertas sensaciones corporales que implican molestias físicas. Éstas, suelen estar vinculadas con la intuición y nos avisan por ejemplo, de que no podemos fiarnos de determinadas personas. También está implicada en el proceso de mediación y en la integración emocional de percepciones y experiencias.
Información obtenida de:
Castro, M. Con los años nuestro cerebro se vuelve más vulnerable a los engaños. Descubriendo el Cerebro y la Mente, (71), p. 15-16.
Miriam Benavides
Psicóloga Sanitaria