Hoy día es extraño encontrar un niño o adolescente que no haga uso o que no disponga de teléfono, internet, móvil, videojuegos…
Estas nuevas tecnologías son de fácil acceso y casi cualquier persona puede disponer de ellas de manera inmediata. Por ello, además del gran número de horas que a menudo se destinan al empleo de estas nuevas tecnologías, el interés por la adicción que pueden generar se ha incrementado en los últimos tiempos.
Todo esto ha dado lugar a un nuevo campo de estudio, el de la adicción a las nuevas tecnologías y las comunicaciones (TIC).
Existen algunos indicadores que señalan un uso quizá problemático de las nuevas tecnologías. Por ejemplo, entre adolescentes se ha observado una relación entre el número de horas conectado y un uso problemático. Es algo significativo que se debe tener en cuenta ya que puede actuar como la señal que indique que algo a nivel psicológico no va bien.
Otras señales que alerten que el niño tiene problemas de adicción o a nivel psicológico algo no funciona, de que se está llevando a cabo un empleo dañino y no adaptativo de las nuevas tecnologías, pueden ser:
- Descuido de las obligaciones propias.
- Aparición de problemas familiares.
- Aparición de problemas académicos.
- Pérdida o cambio repentino de amistades.
- Empleo de mentiras por parte del niño o adolescente.
- Alteraciones en el sueño.
- Construcción de la autoestima y autoconcepto en función del número de seguidores o “Likes”.
Estos indicadores no suelen aparecer de forma aislada. Es frecuente que se presenten varios de ellos a la vez.
Además, es importante que el entorno del niño o adolescente también observe su actitud y reacciones en caso de que éste pase un tiempo prolongado sin acceso a la herramienta de que se trate en concreto.
Aida Mañero Ocarranza
Psicóloga Sanitaria