Parte II Tics nerviosos la infancia
En la gran mayoría de los casos, los tics infantiles desaparecen a lo largo del desarrollo evolutivo del niño hasta llegar a la adolescencia. Unos desaparecen de manera espontánea y otros con ayuda de terapia psicológica, sin necesidad de precisar de ningún tipo de tratamiento farmacológico.
Sin embargo, un porcentaje más reducido de los niños llegan a superar el año en el curso de esta sintomatología. Los infantes pueden llegar a seguir manteniendo el mismo tic o sustituir el tic inicial por uno nuevo e incluso llegar a presentar nuevos tics al patrón de conducta. Si estas compulsiones (conductuales o fonatorias) superan el año y aumenta su intensidad y el número de tics, se recomienda acudir a un neurólogo con el fin de poder descartar la posibilidad de presentar el síndrome de Gilles de la Tourette.
Un aspecto importante a valorar y a tener en cuenta, es el nivel de afectación que pueda llegar a causarle el tic al niño. Muchas de estas compulsiones pasan desapercibidas y no se conciben como anormales, porque no les resultan molestas y no interfieren en el día a día. En otros casos, estos tics comienzan a ser más llamativos e incomodos, llegando a afectar de manera significativa en las distintas áreas vitales, deteriorando su autoestima, su seguridad e interfiriendo en la calidad de sus relaciones sociales. Por esta razón, se recomienda acudir a un psicólogo para poder explorar las causas que originan este patrón, descartar posibles trastornos y abordar todos estos aspectos, con el objetivo de disminuir la ansiedad, los tics e ir desvaneciendo estas conductas no adaptativas.
Qué se debe hacer si tu hijo presenta un tic:
- Analizar y registrar situaciones en las que se inicie o intensifique el tic. De esta manera, se puede ayudar al niño dándole pequeñas estrategias que le ayuden a poder afrontar la situación.
- Intentar en la manera de lo posible no sobrecargarle de tareas que le generen mucho estrés y ansiedad, destacando este aspecto para aquellos niños que tengan un perfil perfeccionista y que sean exigentes consigo mismo.
- Ignorar la conducta y no prestarle atención. Esto favorecerá que se vaya desvaneciendo en el tiempo hasta que desaparezca.
- Reforzar su actitud cuando las actividades que esté realizando en un momento concreto sean incompatibles con el tic que presente.
- No castigar cada vez que haga el tic, evitará que no se agrave y no frustre al niño.
- Evitar llamarle la atención cada vez repita o presente el acto compulsivo.
- Intentar mostrarle que no tiene “importancia”.
- Reforzar su autoestima y expresarle sus avances, además de verbalizar las cosas que hace bien y aquellas que consigue.
Si te ha gustado esta entrada Parte II Tics nerviosos la infancia Y aún no has leído la primera parte de esta entrada te dejamos el enlace a continuación para saber más:
Referencias:
- Department of Child & Adolescent Psychiatry. https://med.nyu.edu/child-adolescent-psychiatry/
Rocio Delgado Psicóloga Sanitaria