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Rabietas niños 2 y 3 años

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Rabietas en Niños de 2 y 3 Años: Por Qué Ocurren, Cuándo Terminan y Qué No Hacer

Las rabietas en niños de 2 y 3 años son uno de los mayores dolores de cabeza para los padres, a veces se pueden llegar a volver muy difíciles de manejar, esto depende de variables como el temperamento del niño, los celos, el cansancio o la reacción del los padres a las mismas. En esta etapa, los pequeños comienzan a mostrar una mayor independencia, pero aún carecen de las herramientas necesarias para gestionar sus emociones de manera efectiva. Este comportamiento puede ser frustrante para los adultos, pero es completamente normal y una parte clave del desarrollo infantil. Yo siempre comento que lo que como psicóloga me preocuparía más es que no las tuviese, pues forma parte de la evolución y maduración del niño.

Si se prolongan en el tiempo más de 3 meses, o tiene ya 4 años de edad o si duran más de 60 minutos, y las pautas que has leído no te han funcionado, te recomiendo el Tratamiento de Rabietas, son unos videos para ver en casa y hoy mismo puedes empezar a aplicar lo que te comento.

En este artículo, explicaremos por qué ocurren las rabietas, si son normales o no, hasta cuándo suelen durar y qué cosas es mejor evitar al enfrentarlas.

¿Por qué ocurren las rabietas en niños de 2 y 3 años?

Las rabietas, también conocidas como berrinches o pataletas, ocurren en niños pequeños están en una fase evolutiva de su desarrollo emocional y cognitivo. En esta etapa, el cerebro aún no ha madurado lo suficiente como para regular las emociones de manera adecuada. Es una falta de control del enfado o la frustración, de hecho cuando entran en la rabieta parece que no tienen fin, y es porque no saben cómo salir de ella. A continuación, exploramos algunas de las razones principales por las que un niño de 2 o 3 años puede tener una rabieta:

1. Falta de habilidades lingüísticas

Los niños pequeños todavía están aprendiendo a hablar y muchas veces no pueden expresar sus deseos, frustraciones o necesidades con palabras. Esto puede generar enfado y frustración, ya que se sienten incomprendidos.

2. Necesidad de independencia

A los 2 y 3 años, los niños quieren hacer muchas cosas por sí mismos, como vestirse, elegir su comida o decidir a dónde ir. Cuando los adultos les dicen que no pueden hacer algo o les ponen límites, pueden reaccionar con una rabieta porque sienten que no tienen control.

3. Desarrollo emocional inmaduro

Los niños pequeños todavía están aprendiendo a manejar sus emociones. No saben cómo regular la frustración, la ira o la decepción, por lo que una pequeña molestia puede convertirse en un gran estallido emocional.

4. Cansancio, hambre o sobreestimulación

Muchas rabietas ocurren porque el niño está cansado, tiene hambre o ha recibido demasiados estímulos. En estos casos, su tolerancia a la frustración es mucho menor y sin control, por lo que no saben salir de la rabieta.

5. Estrategia para llamar la atención y manejar el entorno

Si un niño nota que sus rabietas le aseguran la atención de los adultos, puede usarlas para lograr lo que quiere. No lo hace de manera consciente o manipuladora, sino porque ha aprendido que es una forma efectiva de obtener una respuesta.

6. Frustración por no lograr algo

Cuando los niños intentan hacer algo y no lo consiguen, pueden sentirse frustrados. Como aún no saben manejar esta emoción, reaccionan con una rabieta.

¿Es normal que un niño de 2 o 3 años tenga rabietas?

Sí, las rabietas en niños de 2 y 3 años son completamente normales y forman parte del desarrollo infantil. Todos los niños atraviesan esta fase en mayor o menor medida. Lo importante es entender que no son un signo de mala crianza ni de un problema emocional grave.

Sin embargo, hay situaciones en las que puede ser recomendable acudir a un psicólogo infantil. Si las rabietas son excesivamente intensas, duran mucho tiempo o incluyen conductas agresivas extremas, podría ser útil contar con la orientación de un psicólogo, aunque te propongo que primero veas el video de tratamiento, pues suele funcionar en la mayoría de los casos.

¿Cuándo terminan las rabietas en los niños?

Las rabietas suelen disminuir entre los 3 y 4 años, ya que el niño va desarrollando mejores habilidades de comunicación y autocontrol. A los 5 años, la mayoría de los niños han aprendido estrategias más adecuadas para expresar sus emociones.

Sin embargo, cada niño es diferente, y algunos pueden seguir teniendo episodios de frustración más allá de los 4 años, especialmente si están cansados o en situaciones de mucho estrés.

Si un niño mayor de 5 años sigue teniendo rabietas muy frecuentes o intensas, puede ser conveniente consultar con un psicólogo infantil para evaluar si existe alguna dificultad en su desarrollo emocional.

Qué NO hacer durante una rabieta

Saber qué hacer durante una rabieta es clave, pero igual de importante es evitar ciertas reacciones que pueden empeorar la situación. Aquí hay algunas cosas que NO debes hacer cuando tu hijo tenga una rabieta:

1. No ceder ante la rabieta

Si un niño aprende que haciendo un berrinche consigue lo que quiere, repetirá la conducta en el futuro. Es importante mantenerse firme y no ceder solo para calmar la situación.

2. No gritar ni perder la calma

Si el adulto también grita o se altera, la rabieta puede intensificarse. Es fundamental mantener la calma y transmitir tranquilidad al niño.

3. No ignorar las emociones del niño

Ignorar completamente al niño durante una rabieta puede hacer que se sienta más frustrado. Es mejor validar su emoción con frases como: “Veo que estás enojado”, mientras se espera a que se calme.

4. No usar castigos físicos o violencia

Golpear o usar la violencia nunca es una solución. Esto solo genera miedo en el niño y no le enseña a gestionar sus emociones de manera saludable.

5. No ridiculizar ni burlarse del niño

Hacer comentarios como “Mira qué feo te ves cuando lloras” o reírse de la rabieta puede hacer que el niño se sienta avergonzado. En lugar de ayudarlo a calmarse, esto puede hacer que se enoje más.

6. No ignorar el contexto de la rabieta

A veces, una rabieta ocurre porque el niño tiene hambre, está cansado o necesita un cambio en la rutina. Es importante considerar estas variables para ayudar a prevenirlas en el futuro.

Consejos para manejar las rabietas de forma positiva

Aquí hay algunas estrategias para manejar las rabietas de manera efectiva:

Mantén la calma: El niño aprende de ti, así que si mantienes la tranquilidad, le estarás enseñando a hacer lo mismo.

Dale opciones: En lugar de imponer una única opción, deja que el niño elija entre dos alternativas para que sienta que tiene cierto control.

Valida sus emociones: Frases como “Entiendo que estás molesto porque querías ese juguete” pueden ayudar al niño a sentirse comprendido.

Enséñale a expresar sus emociones: Ayuda al niño a poner en palabras lo que siente para que, poco a poco, pueda regularse mejor.

Establece rutinas claras: Los niños pequeños se sienten más seguros cuando tienen rutinas predecibles.

Refuerza el buen comportamiento: Cuando el niño maneje bien una situación sin hacer una rabieta, felicítalo para reforzar esa conducta.

Conclusión

Las rabietas en niños de 2 y 3 años son una parte normal del desarrollo infantil. Se deben a la inmadurez emocional y la falta de habilidades lingüísticas para expresar lo que sienten. Aunque pueden ser difíciles de manejar, es importante recordar que esta etapa pasará y que los niños aprenderán gradualmente a regular sus emociones.

Si las rabietas son muy intensas, frecuentes o duran más allá de los 4 años, te recomiendo probar con el curso Tratamiento en Rabietas, y si continuan puede ser recomendable acudir a un psicólogo infantil que realizará un análisis funcional, para poderos dar orientación sobre cómo ayudar al niño a desarrollar estrategias adecuadas de gestión emocional.

Lo más importante es mantener la calma, establecer límites claros y enseñar a los niños a manejar sus emociones de manera saludable. Con paciencia y comprensión, esta etapa se superará y el niño aprenderá a expresar sus sentimientos de forma más equilibrada.

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