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Psicología infantil: Cómo favorecer la atención

La atención es una capacidad que se va formando a medida que el niño madura cognitivamente, por lo que es necesario que pase por determinados etapas en las que irá adquiriendo una serie de estrategias imprescindibles para el éxito en aprendizajes posteriores.

En el proceso normal de desarrollo encefálico, podemos ver en algunos niños de 5 años, a nivel atencional, que su cerebro aún no ha madurado lo suficiente. Mientras tanto otros son capaces de regular su conducta ante estímulos distractores, debido a una pronta maduración. La corteza prefrontal es lo último en desarrollarse, por eso en esta edad las diferencias entre unos y otros son muy grandes, por lo que forman un grupo muy heterogéneo en lo que respecta a la capacidad de atención.

Hasta los 6-7 años de edad la atención no está totalmente establecida. Actualmente no existen pruebas que permitan diagnosticar un déficit de atención antes de esta edad. La atención es algo más que mantenerse un tiempo haciendo la tarea, es una capacidad que incluye varios procesos como seleccionar la información, analizar los detalles y filtrar la información para no atender a estímulos distractores. Todo esto se va desarrollando de manera paulatina, a medida que el niño se va enfrentando a situaciones que le exigen ir desarrollando una serie de estrategias atencionales, lo que va favoreciendo la maduración prefrontal.

Cuando un niño ha de estar concentrado durante un tiempo prolongado en una tarea, es necesario que aprenda a regular su conducta para ignorar los estímulos distractores del entorno. Este tipo de atención se conoce como atención sostenida y requiere de mecanismos como el autocontrol y la planificación que son dependientes del desarrollo madurativo de la corteza prefrontal. La regulación de la conducta en el niño implica en un primer momento una serie de verbalizaciones dirigidas a sí mismo.

Se puede ayudar a facilitar este proceso enseñándoles unas estrategias de planificación que les ayuden a estructurar la tarea y acabarla con éxito en un tiempo determinado.

 

En las edades en las que los procesos atencionales aún no están muy definidos es muy importante redirigir la atención del niño y no sobrecargar el entorno.

Para evitar la dispersión es aconsejable:

  • Evitar que el niño juegue con varios juguetes a la vez o realice varias tareas al mismo tiempo.
  • Tener cuidado de no tener la televisión encendida mientras se realizan las tareas escolares.
  • No permitir dejar al niño jugar mientras se come, se cena o se merienda. Debe estar sentado hasta que acabe y no se le debe permitir levantarse hasta que termine.
  • Las tareas se empiezan y se acaban, no se dejan a medias.
  • No mostrarle los errores de sus acciones.

Belén Pozo

Psicóloga Sanitaria Infantil